«El gordo Tinelli» adora en cuerpo y mente a San La Muerte

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    Cuando Marcelo Pellegrino salió de la cárcel, su vida cambió para siempre. Y no por el proceso terrorífico que significó para él la prisión sino porque encontró el motivo de su vida: ser devoto de San La Muerte. Tiene el cuerpo atestado de caras de San la Muerte, incluso en su propia cabeza que decora la falta de pelo. Y hasta un San La Muerte incrustado bajo de su bíceps hecho de huesos de un niño muerto. Todas sus acciones se basan en la aceptación o el rechazo de quien el llama “su santo”.

    Además de dedicar su vida al santo es empleado municipal de la localidad de Bella Vista donde reside, en una casa que cuenta con un santuario, una cama, una mesa y una heladera. En el barrio es conocido como el gordo Tinelli por sus apariciones en programas de televisión, películas y series. También por hacer trabajos e invocarse a su santo para que los cumpla. Estos trabajos pueden ser desde uniones de parejas hasta terminar con la vida de alguien, aunque Marcelo asegura que el prefiere no hacer ese tipo de cosas.

    Marcelo comparte el terreno con su hija y su nieto, desde hace 17 años cuando su mujer los abandonó porque no soportaba la devoción de su marido a San La Muerte. “Desde ese día me quedé así, con mi Santo y con mi hija”, admite.

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