Kim Kardashian y Kanye West atraviesan por un momento complicado. Incluso hay prensa rosa de Estados Unidos que apuesta a que este episodio acabará con el matrimonio más temprano que tarde.
Las cosas comenzaron a ir mal el 4 de julio, Día de Independencia de Estados Unidos, cuando casi al término del día Kanye West anunció en su cuenta de Twitter que aspiraría a la presidencia en los comicios que se realizarán, en ese país, en noviembre próximo.
El anuncio fue toda una revelación, porque si ha habido un famoso que le había demostrado lealtad y compromiso a Donald Trump ese había sido West. Este tuit no solo acababa con eso, sino que pondría la lupa sobre otro famoso que aspiraría a llegar a la Casa Blanca, como en un momento lo logró Ronald Reagan.
Todo iba normal. Anuncios de campaña, entrevistas, mitines… hasta que a los 10 días del anuncio, el que era su jefe de campaña, Stephen Kramer, dio una entrevista a una publicación en la que afirmó que West ya no iría a la contienda electoral, principalmente, porque el empresario Elon Musk le había quitado su apoyo, ya que no comulgó con ciertas tesis que West ofreció a Forbes y decidió dejarlo solo.
Sin embargo, el rapero continuó solo su campaña. El lunes dio un mitin y terminó llorando, porque recordó un episodio familiar en el que casi hace que Kim Kardashian abortara a la primera hija de la pareja. West dijo que hasta última hora tuvo en sus manos el poder para que eso ocurriera, pero que de solo pensar que North hubiese muerto por ese impulso suyo lo hacía infeliz.
En la noche, arremetió contra su esposa y su suegra, Kris Jenner, en su cuenta de Twitter. En varios mensaje (que después borró) dijo, entre otras cosas, que ambas querían internarlo en una institución psiquiátrica. Incluso, aseguró que su esposa estaba buscando un vuelo privado para ir con un doctor para llevarlo hasta el lugar.
A su suegra la llamó Kriss Jenner-Jun, en alusión al dictador de Corea del Norte, y le recordó que tenía prohibido acercarse a sus hijos. Además, subió una foto con sus cuatro pequeños y dijo que ellos nunca posarían para Playboy, en alusión a como lo había hecho todo el clan Kardashian. Este fue el único tuit que no borró.
Al día siguiente, y habiéndose convertido en tendencia mundial, West continuó con su campaña como si nada, mientras fuentes citadas por la prensa aseguraban que Kim Kardashian estaba devastada por esta actitud y que habría dicho que todo era producto del trastorno bipolar que sufre su esposo y por el cual no estaría tomando la medicación indicada.
En la noche volvió a cargar contra su esposa y dijo que tenía dos años tratando de separarse de ella, luego de que la había conseguido en un hotel reunida con otro rapero. Sin embargo, este mensaje tampoco está actualmente en su cuenta de Twitter. Lo que sí está en las historias de Instagram, es un comunicado en tres partes en las que Kim Kardashian asegura que está lidiando desde hace tiempo con esta enfermedad mental de su esposo.
Además de explicar en qué consiste la misma, dice que nada puede hacer la familia, si el afectado (West en este caso) no pone de su parte y, entre otras cosas, toma las medicinas como debe hacerlo. Al final, pide a los medios y al público compasión y empatía, sobre todo si no saben qué significa lidiar con una persona con este trastorno. También dice que espera que se resuelva toda esta dura situación para beneficio de su familia.
No olvide ver nuestros reportajes en: www.hispanopost.com