El músico que puso a tocar maracas a franceses y japoneses

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    Las maracas quizás sean uno de los instrumentos musicales de percusión que más distingue el ritmo en géneros en América: las piezas de varias naciones del Caribe pero sobre todo las del folclor llanero propio de Venezuela y Colombia. Su origen en la región es precolombino porque algunas comunidades indígenas fueron sus creadoras, aunque también hay influencia africana.

    En el campo de la música sinfónica y académica, las maracas usualmente han actuado como acompañantes de alguna pieza, pero un músico venezolano, Manuel Rangel, se ha dado a la tarea de rescatar piezas en las que este instrumento funge como solista con una fuerza y sonoridad individual como la que pueden tener el piano, el violín o un cello.

    No conforme con eso Manuel “Maracas” –como ya es conocido éste músico por la identificación que le dio a sus redes sociales- se dio a la tarea de crear un método para aprender a tocarlas y en esa cruzada ha logrado que franceses, ingleses y japonés se apasionen por tomar clases de este instrumento.

    Es así como lanzó un libro titulado “5 movimientos son la clave”, que tiene su versión impresa y también se puede descargar por la página http://manuelmaracas.com/manuelsite/ en la que cualquier persona, incluso sin formación musical, puede darse  al tarea de aprender  a tocar este instrumento.

    En marzo de 2017, en el Centro de Acción Social de la Música de Caracas, sede del sistema de orquestas sinfónicas juveniles e infantiles de Venezuela, Rangel fue solista en el estreno en ese país de la obra para maracas “Pataruco” de Ricardo Lorenza junto a la Orquesta Simón Bolívar. Su tiempo lo divide principalmente entre Francia, Reino Unido y Venezuela, entre la actividad docente y los ensayos para algún concierto. En estos países se gana adeptos en la ejecución de este instrumento.

    Nació en Caracas, pero se crió en Barquisimeto. Estudio guitarra clásica en el Conservatorio de Música Vicente Emilio Sojo, pero su pasión por las maracas se la debe a su padre, de quien aprendió los primeros toques.