“Siempre hemos estado en riesgo de que el coronavirus llegue a Venezuela”, dijo Jaime Torres, médico infectólogo y jefe de la sección de enfermedades infecciosas del Instituto Tropical de la Universidad Central de Venezuela, ante el temor de que la enfermedad se propague en el territorio nacional.

El pasado 31 de diciembre de 2019 fue notificado el brote de coronavirus (COVID-19) en la localidad de Wuhan – China. De acuerdo con un informe de la semana pasada del Centro Chino para el Control y la Prevención de Enfermedades (China CDC), la enfermedad ha cobrado la vida de más de 1.700 ciudadanos y se ha confirmado el contagio de otras 70.641 personas alrededor del mundo.

Sin embargo, hasta el momento Latinoamérica había estado exenta de dicho padecimiento; pero el miércoles 26 de febrero, fue confirmado el primer caso de contagio de coronavirus en Brasil. Se trata de un hombre de 61 años de edad, quien se encontraba de viaje en el norte de Italia y regresó a su país el 21 de febrero.

“La posibilidad de que el coronavirus llegue a Venezuela es real y la probabilidad es muy alta. Seguramente llegará más lento o tarde que en el resto de mundo, por lo que hay que esperar a ver qué pasa con los organismos de seguridad y prevención de los países vecinos”, añadió Alejandro Rísquez, pediatra y epidemiólogo, profesor de la facultad de Medicina de la UCV.

“Dado que la enfermedad se ha propagado a otros países, somos cada vez más vulnerables a ella”, añadió Torres; al tiempo que explicó que las autoridades sanitarias deben blindarse en cuanto a información y metodología de trabajo para contrarrestar las consecuencias de un posible brote de la epidemia en el país. “Los planes de ataque deben estar bien organizados y los centros de atención preparados”.

A pesar de la solicitud de los países afectados, la Organización Mundial de la Salud (OMS) se niega a declarar como “pandemia” a la epidemia de coronavirus que se ha propagado ya en 29 países del mundo, incluida China donde se registró el primer brote de la enfermedad.

Rísquez aseguró que Venezuela está indefensa ante un brote de esta magnitud. “No estamos preparados para atacar una epidemia como esta. No somos capaces de controlar enfermedades prevenibles con vacunas. Tenemos un par de años intentando controlar la difteria y el sarampión, no podríamos con el coronavirus”.

La salud pública en Venezuela no escapa de la emergencia humanitaria compleja por la que atraviesa el país. La crisis no solo se refleja en la escasez de medicamentos y tratamientos, el mal estado de los hospitales, fallas en los equipos sino también en el éxodo del personal médico y sanitario.

“No solo no contamos con las condiciones adecuadas en cuanto a infraestructura de los centros sanitarios para atender a estos pacientes, sino que además en cuanto a asistencia médica no estamos preparados para responder y menos en medio de esta crisis sanitaria”, agregó Rísquez.

Calma y precaución

Ambos especialistas hicieron un llamado a la calma y tomar en cuenta las recomendaciones de los médicos para prevenir un posible contagio.

Las medidas de prevención recomendadas son:

-Cubrirse la boca y la nariz con un pañuelo desechable o la manga del brazo al toser o estornudar. Botar los pañuelos usados inmediatamente en la papelera.

-Lavarse bien las manos con agua y jabón frecuentemente, especialmente si entran en contacto con superficies metálicas.

-No pasarse las manos sucias o contaminadas por las mucosas (nariz, ojos y boca).

-Evitar las aglomeraciones o sitios donde se concentre gran número de personas. En especial espacios cerrados.

-Acentuar la higiene en el hogar. Ventilar y dejar que entre el sol a los cuartos y espacios comunes de la casa, usar productos como cloro y desinfectante para una limpieza más profunda.

Para Rísquez mantener la calma también es primordial: “Lo que más rápido corre es el miedo. Hay que mantener la calma y prepararnos mental, física y psicológicamente” ante la posibilidad de la llegada de esta enfermedad al país.

Reiteró que es importante que el gobierno refuerce las labores de vigilancia y prevención en los puntos fronterizos, puertos y aeropuertos; así como trabajar en mejorar las condiciones sanitarias adecuadas para responder a los requerimientos de aislamiento y cuidado del paciente como lo estipulan los organismos de salud del mundo.

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