El frustrado levantamiento militar en Venezuela del pasado 30 de abril, generó una movida de piezas en el tablero del régimen de Nicolás Maduro. La presencia del entonces director del Servicio Bolivariano de Investigaciones (Sebin), Manuel Cristhoper Figuera, en las acciones lideradas por el presidente encargado, Juan Guaidó, y el ex preso político, Leopoldo López, dejó un mal sabor de boca en los herederos de la revolución.
Cristhoper fue señalado, a las horas del alzamiento, como uno de los partícipes. Esta versión fue confirmada por Maduro al sustituir al funcionario por el controversial mayor general Gustavo González López, quien en octubre pasado fue sacado del cargo tras un extraño incidente en la autopista Francisco Fajardo, en el que fue atacada la caravana presidencial. A esto se suma el escándalo generado después del suicidio del concejal de Primero Justicia (PJ), Fernando Albán, en los espacios del Sebin en Plaza Venezuela.
No habían transcurrido 48 horas cuando un nuevo actor entró en escena. El general (B) Elio Estrada Paredes es designado director de la Policía Nacional Bolivariana (PNB), en reemplazo del general de división, Carlos Pérez Ampuera. Esta vez, el encargado de anunciarlo ante el país fue el ministro de Interior y Justicia, Néstor Reverol, quien no dio detalles del enroque surgido por la ida de Pérez Amupera y la llegada de Estrada Paredes.
Este lunes 6 de mayo, siguieron los cambios. El portal El Pitazo refirió que las Fuerzas de Acciones Especiales de la PNB (FAES) estrenan jefe. El nuevo titular de la brigada, acusada de violar derechos humanos y liderar grupos de exterminio, es José Miguel Domínguez, quien entraría por Rafael Bastardo, cuya destitución obedecería a los sucesos del 30-A.
Domínguez, según el portal y periodistas especializados en sucesos, es miembro de un colectivo oficialista, hombre de confianza del dirigente oficialista Freddy Bernal, además de estar presuntamente involucrado en el asesinato del joven Bassil Da Costa, el 12 de febrero de 2014.
Con estos nombramientos, Maduro y su equipo pretenden blindarse ante posibles traiciones y cerrar filas alrededor de su grupo políticos para garantizar la estadía en Miraflores.