El Coordinador del programa Creciendo Sin Violencia de la organización no gubernamental Centros Comunitarios de Aprendizaje (Cecodap) y psicológo, Abel Sarabia, denunció que hoy los niños, niñas y adolescentes venezolanos son captados por grupos irregulares armados como el ELN y facciones disidentes de las FARC para realizar labores de inteligencia, control social y acciones delictivas.
La afirmación fue realizada este lunes 18 de noviembre durante la presentación del informe Somos Noticia 2018 de Cecodap, en el cual se detallaron los resultados de una investigación que expone la migración actual venezolana y la realidad que viven los niños luego de cruzar la frontera y establecerse en lugares como Arauca, al límite con Colombia.
Sarabia recalcó que en Colombia hay 27 mil niños venezolanos, de ellos 1.062 están en Arauca, una zona en conflicto armado que registra 115 casos de violencia de género, de los cuales 60% afectan a niñas menores de 11 años de edad. Además, de la violencia sexual que en 80% de las veces tiene como víctimas a niñas y adolescentes. De acuerdo a las Naciones Unidas, 80% de los casos donde hay una violación asociada a un conflicto armado no se registran denuncias por temor a represalias.
De los venezolanos que ingresan diariamente a Arauca, 250 se establecen, Sarabia enfatiza que la mitad de la población infantil venezolana residenciada en Colombia no asiste a la escuela por falta de documentación, problemas de acceso a la infraestructura y por desconocer el inicio del año escolar.
La socióloga y especialista en éxodo venezolano, Claudia Vargas, explica que en la actualidad hay una migración desordenada de personas que ven el irse de Venezuela como una necesidad y en la última oleada se ha visto que la inseguridad social se mantiene.
La falta de organización por parte de las familias que deciden migrar corresponde a una desesperación del venezolano porque las condiciones mínimas de vida que debería tener una persona no las están consiguiendo en Venezuela, detallaba Vargas en agosto y lo reiteró en el análisis del informe entregado este lunes.
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Ante la realidad han surgido mecanismos de supervivencia negativos, como los llama Cecodap, y son: la trata y el tráfico de personas, la explotación sexual y comercial, no solo por parte de terceros sino como un recurso para sobrevivir.
El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) ha informado que hasta el cinco de noviembre, 4.626.968 venezolanos han emigrado y la especialista Claudia Vargas señala que si algo ha cambiado en el éxodo venezolano es que antes las personas esperaban cumplir la mayoría de edad para irse de Venezuela pero ahora emigran menores de edad.
Cecodap señala que el reporte de Acnur para Latinoamérica evidencia 113 casos de niños que migraron sin compañía de un adulto pero la organización encontró 75 casos en Arauca durante su investigación de campo.
Niños migrantes en Venezuela
El Coordinador General de Cecodap, Carlos Trapani, expresa que el niño que se queda en Venezuela y pierde el cuidado de sus padres también es migrante. Ante ello, la ONG investigó cuántos niños han sido dejados atrás por sus padres y el resultado es que uno de cada cinco migrantes deja un niño atrás.
Abel Sarabia explica que el año pasado 849 mil niños eran dejados atrás, pero este año la cifra de Acnur corresponde a 930 mil niños, niñas y adolescentes. Sin embargo, según las cifras de Cecodap el resultado es mayor, específicamente de 943 mil, una diferencia de 9,54% con respecto a 2018.
En 50% de los casos, los niños de padres que han decidido migrar quedan bajo el cuidado de los abuelos, según el informe de la organización, y 48% de los niños recibe remesas de sus representantes, que en el mejor de los casos corresponden a 2 dólares por día. Aunque la ayuda no resuelve el problema de los niños ni el costo de los colegios, añade Sarabia.
A pesar que en 96% de los casos los niños se comunican con sus padres diariamente por aplicaciones como WhatsApp, el estudio ha arrojado que un millón de estos infantes ha sufrido impactos como el desánimo, el llanto recurrente, cambios en el rendimiento académico y la sensación de abandono. Solo el 11,2% ha recibido apoyo psicológico.
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