En confinamiento los venezolanos duermen mal y su intimidad es poca

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    Las emociones, molestias orgánicas y trastornos mentales podrían afectar el sueño de las personas, lo que a su vez podría influir en su desempeño diario, como actividades académicas, laborales y sociales. De acuerdo con el Diccionario de Salud Mental: “Dormir es parte de la vida, dormir consume un tiempo muy importante del humano durante el cual pasan muchas cosas en el cerebro”.

    Cuando las personas experimentan trastornos del sueño, por ser insuficiente o la calidad no es buena, con episodios traumáticos, también se ve afectado “otro estado maravilloso del cerebro: el estar despierto”, dice el texto. La cuarentena por la pandemia ha provocado, en gran medida, un aumento del trastorno del sueño en los venezolanos. El número de personas que han experimentado ansiedad, depresión o soledad, se ha incrementado y muchos lo han reflejado en su forma de dormir.

    Luis José Uzcátegui, médico psiquiatra y experto en comportamiento humano, explicó que la mente humana está estructurada para comportarse e interaccionar con un mundo mientras se está despierto. “Hay gratificación afectiva tanto de personas conocidas, como de las que aparecen en la transitoriedad de la vida que se ha visto alterada con el confinamiento. Empezó a disminuir el estímulo humano–afectivo, lo que altera el reloj biológico o ritmos circadianos. Al estar confinados, el sistema afectivo no encuentra cómo o por dónde interaccionar, lo que es indispensable para una estabilidad adecuada de la mente”.

    Delmeyer Alcalá, médico psiquiatra y especialista en terapia cognitivo conductual, puntualizó que las situaciones de confinamiento también pueden crear alteraciones en el sueño por “la poca exposición a la luz solar y la sobreestimulación con luz artificial”. “Al estar constantemente en casa sin exponernos a la luz solar, pero sí a luz artificial, le estamos constantemente diciendo al cerebro ´es de día´. Si a esto le sumamos el estrés y la ansiedad por la incertidumbre de no saber qué va a ocurrir, se generan también señales de alarma que le dicen a la persona ´hay que permanecer en alerta, mantente despierto´, y de allí empieza el meollo de los cambios en los patrones de sueño”.

    ¡Acércate más!

    El confinamiento obligatorio y distanciamiento social también ha tenido gran impacto en la alteración de los patrones del sueño de los individuos. Uzcátegui lo asocia a la reducción de la cercanía y la afectación de la intimidad. “El ser humano necesita por lo menos 40 o 60 centímetros de cercanía normal, esto se fue a metro y medio o dos metros. El saludo, el beso cordial y social, es necesario. Al haber cambios en todo esto, es lógico que las horas de sueño se alteren porque normalmente la personas duermen más durante el día y los niveles de ansiedad han subido muchísimo”.

    “La interacción socio-afectivo está muy sensible, porque el encuentro muy mantenido con las mismas personas limita mucho que la mente genere equilibrio. La mente está programada para tener relaciones con seis personas por lo menos, es decir, familiares, compañeros de trabajo y desconocido. La falta de cercanía y disminución del número de interacciones produce un reajuste en la mente, que se va a reflejar en el sueño”, dijo el especialista. “La cercanía mantenida produce una alteración de la intimidad, que es una emoción muy sensible y dedicada que se genera solo en situaciones y con personas muy particulares, pero esta intimidad necesita cierta libertad y de un micromundo”.

    Añadió que cuando ese micromundo que le genera cierta holgura a la intimidad de una persona es inexistente, “se recalienta la afectividad y comienza el desagrado, las afectaciones más frecuentes de molestias, las observaciones de cosas poco agradables de la persona, lo que genera un deterioro en la mente humana”. “Todo esto va a repercutir en la calidad del sueño”.

    Mala noche igual a mal día

    Este “meollo”, como lo nombra Alcalá, puede estar asociado a ciertas limitaciones que puede experimentar la gente a la hora de desempeñarse en sus actividades diarias. Cuando una persona no goza un sueño reparador, ni del tiempo necesario para descansar cuerpo y mente, se le suele asociar con tareas inconclusas, confusión, torpeza, episodios de ira, cansancio, desgano y malestar corporal general.

    Alcalá aseguró que las horas de sueño necesarias dependen de cada persona: “Aunque existe una generalización de que se debe dormir entre 6 y 8 horas, eso realmente no es así. Cada persona tiene un patrón de sueño individual, por lo que realmente importa es si después de una noche de sueño este fue reparador, perciben que descansaron, tienen energía para hacer sus actividades y si hay o no síntomas físicos de malestares”.

    Explicó que durante el confinamiento por el COVID-19 se han observado dos trastornos del sueño: “Uno es el llamado coronasomnia, que tiene que ver con insomnio y el otro es la somnolencia diurna, ambos en respuesta a los hábitos adquiridos durante el confinamiento y los estresores”. Aseguró que durante la cuarentena “hay personas que disminuyeron las horas de sueño y otras que aumentaron, depende del patrón de sueño individual”.

    Insistió que no solo han aumentado los trastornos del sueño, sino otras patologías asociadas, como “la depresión y la ansiedad, relacionadas a la incertidumbre, angustia y a cómo los individuos manejan las situaciones estresoras”.

    Los distintos problemas vinculados al sueño son: trastorno de insomnio, trastorno de hipersomnia central, narcolepsia, trastornos relacionados con la respiración – como en el caso de apnea obstructiva del sueño-, trastornos del ritmo circadiano de sueño–vigilia (jet-lag), parasomnias (terrores nocturnos o el sonambulismo), síndrome de las piernas inquietas y el trastorno del suelo inducido por sustancias o medicamentos.

    Sueño intranquilo

    Sobre los otros tipos de trastornos asociados al sueño, los especialistas detallaron que “el insomnio, generalmente, es causado por problemas emocionales u orgánicos, cuando a la persona se le dificulta dormirse o se despierta durante la noche”. “La hipersomnia está relacionada a problemas emocionales, mentales y orgánicos. Se trata de la somnolencia excesiva a pesar de haber dormido mínimo siete horas nocturnas. Mientras que la narcolepsia es cuando la persona siente una necesidad irrefrenable de dormir. También puede estar acompañada de la pérdida brusca del tono muscular en la mitad del cuerpo, sin perder la consciencia.”, indicó Uzcátegui.

    Por su parte, Alcalá se refirió al trastorno del sueño asociado al síndrome de las piernas inquietas, cuando la persona manifiesta una necesidad urgente de moverlas; así como las parasomnias, asociadas al sueño REM, que es uno de los dos estadios conocido por sus siglas en inglés como fase REM. Es el sueño de movimientos oculares rápidos, paradójico o desincronizado.

    La recomendación para superar cualquiera de estos trastornos que podrían estar afectando el desarrollo normal del individuo en su vida cotidiana es buscar ayuda profesional, para canalizar las emociones o afecciones que puedan estar provocando que la hora de dormir esté siendo afectada.

    No obstante, Alcalá hizo una serie de recomendaciones para mejorar el sueño, que “corresponden a la incorporación en la vida de las personas de medidas de higiene del sueño”, las cuales incluyen cambios como los que señalamos a continuación:

    – Evitar bebidas energéticas, refrescos o con cafeína.

    – Respetar los horarios, tanto de dormir, de alimentación, familiares, recreación y laboral.

    – Evitar las cargas excesivas de trabajo y situaciones de estrés. Esta última, en caso de no poderla evitar, aprender a manejarla.

    – Incluir rutinas de ejercicios durante el día, evitando los cardiovasculares dos horas antes de dormir.

    – Evitar el uso de aparatos electrónicos después de las 6 de la tarde.

    – El uso de medicamentos naturales o de tipo hipnóticos. Se reserva exclusivamente a la indicación en consulta médico.

    “El efecto de automedicarse afecta de forma considerable el manejo médico posterior”, expresó la especialista.

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