Candelita que se prenda, candelita que apagamos, amenazó Nicolás Maduro en 2014 y 2017, siguiendo el ejemplo de su predecesor Hugo Chávez en 2007. Lo que no se esperaba es que en 2020, en plena cuarentena por la pandemia del COVID-19, las candelitas se volvieran a encender, pero en esta ocasión en las ciudades pequeñas.
En lo que va de año, se han registrado cerca de 6.000 manifestaciones en todo el país, según los datos recabados por el Observatorio Venezolano de Conflictividad Social (OVCS). Su coordinador general, Marco Antonio Ponce, detalló que durante el mes de agosto, cuando se realizó la última medición, se reportaron más de 740 manifestaciones, lo que equivale a unas 25 diarias, fundamentalmente por derechos sociales.
Ponce explicó que la protesta ciudadana venezolana se asocia en 94% al sentir popular. Está muy marcada por la exigencia de los derechos sociales, principalmente, por la falta de gasolina, por los apagones o exigiendo agua potable. Rechazando las fallas en la distribución de bombonas de gas. Protestas de trabajadores exigiendo mejores remuneraciones o salario digno. Protestas por alimentación, entre otros aspectos, dijo.
Para la urbanista con experiencia en marketing político, Carmen Beatriz Fernández, el aumento de las protestas sociales, a pesar de las restricciones del distanciamiento por la pandemia, tienen que ver con el aumento de los problemas de la sociedad venezolana. Existen condiciones para protestar, quizás con mucha más agudeza que en otros períodos históricos recientes porque se ha tenido un deterioro tremendamente acelerado de las condiciones de vida, y todos los venezolanos lo sienten.
Detalló que tiene que ver con el descontento social hacia las políticas públicas del Estado. Esa sensación de que tu calidad de vida ha desmejorado o porque tienes un gobierno que te está impidiendo acceder a tus mínimos vitales es una razón clarísima para la protesta. Lo que pasa es que en Venezuela no se están dando las protestas en la magnitud que deberían darse porque tienes un sistema represivo del aparato del Estado que impide y te hace temer a la protesta como un derecho legítimo.
Protestas sin distanciamiento
El investigador del Centro de Investigaciones Populares, Alexander Campos, también destaca el aumento de la protesta social durante los meses de cuarentena. Al inicio se vieron un poco disminuidas las protestas, pero en realidad no fue muy significativa la disminución. Las protestas han estado alrededor de situaciones cotidianas, son estas situaciones las que han influido.
No obstante, aclaró que las protestas gremiales sí han mostrado una disminución considerable, como sucedió con el sector educativo que suele protestar cerca al inicio del período escolar. Creo que se debe a la pandemia la imposibilidad de reunirse la gente de los distintos gremios. En su lugar, han sido sustituidas por la intensificación de las protestas comunitarias al interior del país.
En esto coincide Ponce cuando explica han aumentado en las regiones: Un ejemplo fue lo que vimos el pasado viernes, cuando se registraron 47 manifestaciones en 17 estados de Venezuela. Si tomamos en cuenta que el promedio diario era de 25 protestas, cuando lo comparamos con lo que pasó e el viernes nos damos cuenta que efectivamente hay un aumento pronunciado de las manifestaciones a nivel nacional y eso tiene que ver fundamentalmente con el impacto de la crisis que se siente en las regiones del país.
Añadió que estas manifestaciones tienen un impacto en la cotidianidad, porque es el ciudadano común el que está manifestando. Son los vecinos, en primer lugar, exigiendo servicios básicos, rechazando la crisis de la gasolina; seguidos de los trabajadores venezolanos, exigiendo mejoras salariales. Hay que recordar que actualmente, el salario mínimo es equivalente a un dólar al mes, uno se pregunta qué hace un trabajador con un salario de un dólar.
Campos agregó que las protestas están más centradas hacia la comunidad: Estos dos últimos meses son más masivos porque son sectores enteros los que salen a protestar y no pequeños grupos. Siguen protestando por los servicios públicos.
¿Más organización o menos chavismo?
Los tres entrevistados coincidieron en que esta nueva ola de manifestaciones populares en Venezuela, a pesar de no estar conducidas por los políticos, como originalmente solía ocurrir, ha demostrado un gran carácter de organización de parte de la ciudadanía. Consideran que tiene que ver con la disminución de simpatía hacia el chavismo, así como a la poca disponibilidad de aparatos represivos en las regiones y ciudades pequeñas.
Para Campos el carácter reivindicativo de las protestas actuales ha disminuido porque se están dirigiendo a los cuarteles, a las alcaldías, a los sectores gubernamentales y no a los institutos u organizaciones encargadas de prestar el servicio, lo que nos indica que tiene una clara orientación política. Cada vez van tomando un tono más violento, más agresivo, a medida que las razones por las que se protesta son razones que paralizan la vida cotidiana de las personas.
Ponce dijo que de las 47 manifestaciones que se registraron el viernes pasado, solo una se desarrolló en el Distrito Capital. El resto de las manifestaciones fueron distribuidas a lo largo de Venezuela y sigue extendiéndose a los estados y pueblos, que en el pasado se identificaban con el chavismo, pero que actualmente están rechazando aún más las políticas implementadas por el régimen de Maduro.
Mientras que para Fernández es muy llamativo que hayan emergido todas estas protestas y que tengan como patrón singular que se están dando en ciudades pequeñas o pueblos grandes. Creo que estas protestas están pasando en las ciudades pequeñas por la dinámica entre represión y protestas. En las ciudades pequeñas hay una menor posibilidad de reprimir porque no tienes la disponibilidad de los contingentes militares de las Fuerzas Armadas, que están apostados en las grandes ciudades.
También hizo alusión a los llamados colectivos: En las ciudades pequeñas tampoco tienen las fuerzas paramilitares del orden, que se han venido usando en Venezuela para reprimir e inhibir las protestas legítimas, como son los colectivos. Además, estas ciudades pequeñas o pueblos grandes siempre habían sido territorios muy chavistas. En ese sentido, están menos preparadas para la represión, que se ha enfocado siempre en sitios donde el régimen tiene más alto rechazo, como lo son las ciudades grandes.
En cuanto a si esta nueva ola de protestas puede cambiar o influir en el pulso electoral de cara a los comicios parlamentarios convocados por Nicolás Maduro para el futuro 6 de diciembre, tanto Campos como Ponce coincidieron en que eso dependerá de la capacidad que tengan los dirigentes de oposición de conectar con el sentir popular y cómo sepan llevar la protesta ciudadana.
Eso va a depender de la capacidad que tengan los políticos venezolanos para conectarse con esas numerosas manifestaciones que están ocurriendo, para conducirlas democráticamente y hacer una presión ciudadana suficientemente fuertes para lograr un cambio o ejercer presión para que no se desarrolle la jornada electoral propuesta por Nicolás Maduro, dijo Ponce.
Mientras Campos, concluyó: Los sectores políticos están tomando cada vez más presencia desde los líderes de base, líderes populares. Hace falta ver más sintonía de los líderes nacionales y de aquellos que pueden armonizar una protesta de carácter más nacional. Creo que estas protestas surgen porque no se le ve posibilidad política a lo del 6 de diciembre, a lo mejor podría cambiar el pulso de otra manera, pero de esa forma, no lo creo.
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