Este jueves 14 de noviembre se cumple el cuarto día de la renuncia de Evo Morales a la presidencia de Bolivia. Lo que fue una decisión tomada en medio de una crisis política con implicaciones sociales a pocas horas se convirtió en el motivo de celebración de una gran masa de bolivianos que aseguraba que Morales había cometido fraude en los recientes comicios, donde resultó reelecto para un cuarto período.
El canciller de México, Marcelo Ebrard, anunció el lunes 11 de noviembre que Evo Morales había solicitado asilo político a ese país y que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador se lo concedió por razones humanitarias.
La internacionalista y directiva del Consejo Venezolano de Relaciones Internacionales (COVRI), Mirna Yonis, se pregunta: ¿Cuál es la verdadera razón que hay detrás de la renuncia y su autoexilio en calidad de asilado a México? Más allá de las muestras de solidaridad hacia Morales, de gobiernos afines ideológicamente, la realidad es que México ha sido consecuente con sus tradiciones en materia de política exterior.
Yonis explicó que en otros países seguramente Morales podía estar en condición de huésped, pero cuando es acogido como un asilado político puede gozar de otras concesiones, como mayor seguridad e identidad. Tal vez por eso prefirió México, por encima de Venezuela, Cuba o Nicaragua; estos dos últimos no cuentan con la figura de asilo político, además.
Para el internacionalista y directivo del COVRI, Carlos Luna, la decisión de Morales de asilarse en México y no en otro país parece fácil. Evo huye a México porque venir a Venezuela lo acerca a (Nicolás) Maduro y lo aleja de Bolivia. En el país azteca puede tener un asilo tranquilo y lo distancia de posibles conexiones entre Bolivia y Venezuela, que pudieran poner en peligro su imagen. La trascendencia indígena mexicana también podría favorecer a Evo a fortalecer su imagen como líder frente a futuras pretensiones electorales. Lo que podría complicarle la tranquilidad a Evo es que, durante su exilio, se le descubran hechos de corrupción estando tan cerca de Estados Unidos.
La salida de Morales de su país fue turbulenta, propia de la crisis de gobernabilidad en la que estaba sumergido, y turbulenta también ha sido la visión del mundo hacia esta oferta de López Obrador. México irrumpe en el escenario latinoamericano como un nuevo espacio de albergue, de guardia a lo imparcial con tendencia a la izquierda, al tiempo que se refugian en la histórica posición diplomática de la no injerencia, establecida en su Constitución. Mientras López Obrador dirige una política exterior para erigirse como líder de una diplomacia pacífica y alternativa que compagina con la salida de los izquierdistas de la región, explicó Angarita.
A propósito de esto, muchos evalúan la decisión de López Obrador como una estrategia para que su país dé un paso al frente como uno de los gobiernos progresistas de Latinoamérica, poco antes de que asuma la presidencia temporal de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC). Sin embargo, hasta los momentos el mandatario mexicano se ha negado a aceptar este liderazgo, pues se prevé que esto genere choques con la OEA.
No obstante, México se mantiene al frente como una nación dispuesta a acoger a asilados y refugiados; tal es el caso de las casi 63 mil personas han solicitado permiso para radicarse en este país, solo entre los meses de enero y octubre de 2019.
¿Golpe de Estado o vacío de poder?
Fue una renuncia formal. Evo Morales no solo renunció a su cargo como presidente, sino que además abandonó el país. En el contexto venezolano un golpe de Estado ocurre cuando los militares se alzan en armas, en Bolivia no fue así, indicó Mirna Yonis al preguntársele sobre la polémica que rodea el desenlace de la situación boliviana.
Las opiniones están divididas. Los oficialistas bolivianos aseguran que fue un golpe de Estado, mientras que los opositores lo llaman vacío de poder. Los analistas, en cambio, lo califican como abandono del cargo y más recientemente, durante la sesión extraordinaria de la Organización de Estados Americanos (OEA), que se realizó el pasado martes, su secretario general, Luis Almagro, dijo que Evo Morales había ejecutado un autogolpe.
Once días de protestas envolvieron al país andino en un clima de violencia luego que los resultados de las elecciones presidenciales, celebradas el pasado 20 de octubre, fueran calificados como irregulares. Durante ese tiempo varias organizaciones ciudadanas convocaron a paro, la OEA solicitó el reconteo de los votos por posible fraude.
Opositores y oficialistas llevaron sus diferencias a las calles, la policía marchó del lado de la oposición y el Ejército se cruzó de brazos para no atentar contra el pueblo. Y es que desde el 2 de julio de 2006, Bolivia le dijo a Morales que ya no estaba de acuerdo con su proyecto cuando en un referéndum auspiciado por él mismo no pudo alcanzar los dos tercios necesarios para aprobar una nueva la Constitución que, entre otras cosas, proponía la modificación del mandato presidencial.
No creo en la tesis del golpe de Estado sino en la movilización organizada y continuada de la población, que contó con el apoyo de las Fuerzas Armadas, señaló Carlos Luna.
Evo prefirió salir de Bolivia para no seguir alejándose de la legitimidad y que esto pudiera borrarlo por completo del panorama político de su país. Evo al renunciar abandonó su cargo, lo que desencadenó un cúmulo de renuncias de partidarios al partido de Gobierno. Al activarse los mecanismos institucionales se generó un vacío de poder que fue subsanado con la proclamación de la senadora Añez, añadió.
El presidente del Colegio de Internacionalistas de Venezuela, Juan Francisco Contreras, recordó que Morales la primera vez que asumió la presidencia lo hizo también en medio de un ambiente polémico y conflictivo. Morales llegó al poder en una situación similar a la actual, bajo manifestaciones en contra del ex presidente de la nación. Lo que estamos viendo ahora es la conclusión de un proceso bastante largo de irregularidades. Morales modificó la Constitución para reelegirse y el pueblo en referendo le dijo No, luego buscó excusarse al decir que era su derecho humano ser reelecto, pero si hablamos de golpes, el verdadero golpe de Estado fue contra la constitución de Bolivia. Él abandonó el cargo de presidente.
¿Una estrategia política?
El domingo 10 de noviembre por la mañana Morales, ante el aumento de la violenta que reinaba en su país, accede a convocar nuevas elecciones presidenciales y cambiar totalmente al órgano electoral. Sin embargo, a las 6 de la tarde (hora local) tomó la decisión de renunciar a su cargo como mandatario de Bolivia en televisión nacional.
Hay posiciones muy distintas sobre si Evo renunció o fue forzado a renunciar. Si fue un golpe de Estado de Evo por desconocer y hacer fraude o si fue un golpe de Estado contra Evo. Lo que importa, al final, es quién y cómo asuma la transición. Hasta ahora la preocupación de todos los sectores bolivianos es cumplir todos los criterios para que haya un reconocimiento institucional del Estado de Derecho y que la salida sea institucional y no de golpe de Estado, detalló el profesor de la escuela de Estudios Internacionales de la Universidad Central de Venezuela (UCV), Luis Angarita.
En tanto, los tres internacionalistas consultados coinciden en que la decisión de Morales de renunciar a su cargo como presidente podría ser parte de una estrategia política para refrescar su imagen frente a la población boliviana y la comunidad internacional de cara a nuevas candidaturas.
Morales sale de la Presidencia por la presión del pueblo. Irse fue la mejor decisión, aseveró Contreras. La situación se convirtió en un castillo de naipes, su gobierno se fue desboronando poco a poco y por un momento se quedó solo, su salida pudo haber sido peor. Victimizarse puede ser parte de una estrategia, mientras busca nuevamente estabilidad política y las cosas mejoran en Bolivia, dijo.
Actualmente, la izquierda busca reproducir una narrativa similar a lo sucedido con Chávez para apoyar la teoría del golpe de Estado. Lo cierto es que Evo se metió en una situación que pudo evitar con solo aceptar el balotaje y someterse a una segunda vuelta. Hoy no se sabe si podrá presentarse en las elecciones de enero, pero sus decisiones pareciera que fueron tomadas para proteger su imagen de cara a una nueva oportunidad presidenciable, apuntó Luna.
A Yonis la renuncia de Morales le genera suspicacia. La forma en la que sale corriendo del país, jugando al caos al romperse la cadena de sucesión con la renuncia de los que seguían en la lista, genera suspicacia. Creo que quiere asumir un papel de víctima o héroe para lavarse la cara, al tiempo que amenaza con volver con más fuerza y me imagino que retornará diciendo que él es necesario para su país.
Hay nueva presidenta
El martes 12 de noviembre, cayendo la tarde, sin el quórum requerido y sin pasar por el voto de la Asamblea Legislativa Plurinacional, la presidenta de la Cámara de Senadores y dirigente de la oposición, Jeanine Áñez se proclamó como presidenta interina de Bolivia. Su consigna: convocar a elecciones en plazo máximo a 90 días y crear un clima de paz social» en el país.
Angarita, concluyó: Hoy en día la legitimidad internacional está reconocida sobre todo por la salida, si esta obedece a un proceso que respeta el Estado de Derecho, a las minorías, a las partes y eso es lo que evaluará la comunidad internacional para darle credibilidad y reconocimiento al proceso de transición.
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