El practicante expone un sinnúmero de obviedades reconocibles desde la primera escena. Sin embargo, hasta las películas llenas de clichés pueden ser una buena opción de entretenimiento, algunas tienen otros elementos que las ayudan a destacar. En este caso la actuación de Mario Casas es uno de los elementos que la cinta necesita y sin el cuál jamás la hubiese visto ni por media hora.
Casas toma el personaje y lo hace suyo, va más allá de su cara de galán para contar una historia que ya conocemos sobre un personaje desagradable. Un psicópata que ha perdido la capacidad de empatía y que está dispuesto a hacer lo que sea por lograr sus propósitos.
El practicante es una versión mediocre de Mientras duermes (2011), película española protagonizada por Luis Tosar y dirigida por Jaume Balagueró. Digo que es una versión mediocre, porque aunque se asemeja en algunos aspectos, su personaje principal no tiene motivaciones que lo justifiquen o al menos le den profundidad a sus ganas de hacer el mal. Como un personaje de telenovela que solamente desea separar a la protagonista del galán, Ángel (Casas) insistirá en amargarle la vida a la heroína de la historia. ¿Por qué? No lo sabemos exactamente.
La cinta plantea una atmósfera similar a la de Mientras duermes, y sin embargo, no tiene profundidad como para ser un largometraje que cuestione sus propios planteamientos. Los personajes son huecos y superficiales, la trama poco creativa. Sin embargo, insisto que más allá de todos sus errores, la película se deja ver y nos permite asistir a una de las mejores interpretaciones de Mario Casas, quién sabe darle una mirada y una actitud a su personaje, un hombre dominante con actitudes agresivas.
El practicante tiene a su favor las promesas que hace desde su inicio porque en varios momentos la cinta parece que va a mostrar mucho más, que está por develar un secreto que vale mucho la pena. No obstante, aunque no es así, esos pequeños impulsos de tensión que nos regala, sirven para hacernos disfrutarla aunque termina siendo sosa.
Esta cinta de suspenso es una promesa que no se cumple, una mentira bien contada que logra mantener el interés hasta el final.
Otro elemento que ayuda mucho a disfrutar la película es su estética, su fotografía coherente y armónica desde el inicio. Esos colores oscuros de los ambientes se asemejan mucho a las intenciones de su protagonista. Además es admirable como, con tan pocos personajes, El Practicante, termina siendo una cinta entretenida, más allá de su desenlace poco imaginativo.
Luisa Ugueto
@luisauguetol