La sorpresiva circular emitida por el Banco Central de Venezuela (BCV), en la que se ordena la suspensión inmediata de productos o servicios que los bancos universales y microfinancieros ofrecen a sus clientes para el pago de bienes o servicios en divisas en Venezuela, con cargo a las cuentas en moneda extranjera en el sistema financiero nacional, es una decisión que busca retrasar el proceso de dolarización de la banca, pero no eliminarlo, según expresaron fuentes cercanas al ente emisor.
En el más reciente informe de Exclusivas Económicas, detallan que la misiva firmada por la directora del BCV, Sohail Hernández, y no por el presidente de la institución, Calixto Ortega (Calixtico), obligó a los bancos que ya estaban ofreciendo estos productos, para facilitar las transacciones a un target de sus usuarios, a tomar medidas durante el fin de semana largo del 12 de octubre (día feriado).
Si bien aún no se sabe qué va a pasar con las transacciones o servicios ya activos, lo que sí está claro es que no se ofrecerán más por ahora. Hay dos razones que interfieren con esta decisión. La primera es ideológica. Tanto Sohail Hernández como William Conteras (quien lideró la toma de la fábrica de juguetes Kreisel y el llamado Dakazo) y Santiago Lazo han mostrado su desacuerdo con esta apertura.
Esta posición no es la que tiene el presidente del BCV, quien por mucho tiempo trabajó codo a codo, tomando decisiones pragmáticas, con Simón Zerpa cuando aún estaba en el despacho de Economía y Finanzas.
Por lo pronto, tanto la presidencia del Banco Central como la Superintendencia de Bancos han tenido que ceder en el avance de esta apertura, luego que desde el ente emisor le expusieran a Nicolás Maduro los peligros que representa una apertura de este tipo para su administración.
Adicionalmente, están los aspectos técnicos. Con un gobierno sancionado y con el grueso de las divisas en este momento viniendo del sector privado, no están muy claros los temas relacionados con la cámara de compensación y en el BCV temen que se les vaya de las manos el proceso de dolarización y no tengan divisas suficientes en las reservas internacionales para responder.
Por ahora, la banca juega discretamente y colabora junto con los entes financieros estatales para encontrar un equilibrio que beneficie a todos.