La falta de voluntad, las malas políticas y la corrupción de los gobiernos chavistas deterioraron significativamente la calidad del servicio eléctrico, cuya recuperación no se ve posible en la administración de Nicolás Maduro, aseguraron fuentes calificadas del sector que pidieron guardar su nombre en reserva.
«La generación de electricidad actualmente registra su nivele histórico más bajo (menos de 10.000 Megavatios) que no cubren la demanda de los sectores residencial, comercial e industrial», alertó uno de los consultados.
Explicó que esta situación lleva a Corpoelec (Corporación Eléctrica Nacional) a aplicar racionamientos de entre tres y ocho horas diarias fundamentalmente en el interior del país.
El experto preciso que la cuarentena del COVID-19 ha aliviado la presión sobre la demanda como consecuencia del esquema 7+7, que ha bajado mucho el consumo en los comercios e industrias de bienes y productos no esenciales.
«Si en algún momento se superarán las restricciones que la industria nacional y el comercio arrastran desde hace años, un crecimiento de las actividades, así sea pequeño, no sería factible porque el sistema eléctrico no podría responder», sostuvo un consultado.
Esta situación, agregó, abarca incluso a la industria petrolera y las empresas básicas de Guayana. «Con Maduro no se avizora una recuperación y mejora del servicio eléctrico, cuyas planta de generación térmica apenas producen 1.200 de los 15.000 Mw de capacidad instalada, siendo la central hidroeléctrica de Guri el proveedor principal de energía con entre 7.000 y 7.500 Mw», manifestó un consultado.
Una alternativa, señalaron las fuentes, es que las empresas, especialmente las privadas, instalen sus propias plantas de generación. Pero eso requiere miles de dólares que muchos empresarios no tienen debido a la fuerte caída de los ingresos por la reducción de las ventas y producción.
Para responder a la crisis eléctrica de El Niño en 2010, Hugo Chávez anunció un agresivo plan para el sector, con énfasis en el área de generación, de 40 millardos de dólares.
«Sin embargo, por mala planificación y la corrupción muchos de los proyectos quedaron a medio camino o no se concretaron y las plantas que entraron en operación están paralizadas o funcionan al mínimo por falta de mantenimiento», reveló un experto.
Otro problema señalado por las fuentes es la escasez de combustible (gas natural, fueloil y gasoil) que afecta a las plantas de Corpoelec. «La falta de gasoil golpea fuertemente a las fincas, donde los productores están además bajo el monopolio del suministro por parte de los militares, quienes por entregar el combustible cobran precios exorbitantes».