El título del artículo a lo mejor hizo suponer al lector que el mismo versa sobre la industria del entretenimiento, probablemente lo asoció con la exitosa comedia de televisión Will & Grace o el clásico del cine Thelma & Louise. En realidad el artículo no trata un tema tan placentero, en su lugar aborda uno de crucial importancia para los defensores de la democracia y derechos humanos, como lo es la libertad de prensa. La libertad de prensa es el derecho que tienen los medios de comunicación de investigar e informar sin ningún tipo de limitaciones o coacciones, como la censura previa o el acoso. La libertad de prensa permite a los ciudadanos la posibilidad de organizarse y crear medios de comunicación independientes del poder gubernamental, a través de los cuales tienen el derecho de expresarse libremente sin censura.
La libertad de prensa es una garantía constitucional, fundamentada en la libertad de expresión, propia de sociedades con sistemas políticos democráticos de libertades plenas. La correspondencia entre democracia y libertad de prensa es directamente proporcional, a mayor democracia más libertad de prensa y viceversa.
Ello queda comprobado al comparar el manejo dado por distintos gobiernos a la cobertura de dos hechos noticiosos que sucedieron a kilómetros de distancia entre sí, pero con pocos días de diferencia en fecha reciente. El primero es el sonado caso de la muerte del afroamericano George Floyd cuando era arrestado en la ciudad de Minesota, EE. UU. el pasado 25/05/2020, lo que desató fuertes protestas en rechazo al racismo, xenofobia y contra la brutalidad policial en todo el territorio de ese país y, en menor grado, en varias ciudades de Europa.
El otro caso se refiere a la detención de la reportera Carol Romero en la carretera Caracas-El Junquito el jueves 04/06/2020, por grabar una discusión entre efectivos de la Guardia Nacional Bolivariana y ciudadanos en una estación de servicio. Así pues, mientras el lamentable incidente de George Floyd pudo ser visto en los noticieros de todo el mundo, gracias a la toma de tres videos el más difundido corresponde al de un transeúnte que se valió de su celular, y los otros dos a cámaras de seguridad de establecimientos cercanos a la escena del crimen – , el video de Carol Romero nunca salió a la luz pública; ni mucho menos los autores de los videos que sirven de evidencia en el proceso judicial que se le sigue a los policías involucrados en la muerte de George Floyd, han tenido algún inconveniente con la justicia norteamericana, muy a diferencia de Carol Romero quien tras treinta horas de privación de libertad, fue excarcelada con la restricción de hablar en público del juicio que se le sigue, por presuntas lesiones personales.
La detención de Carol Romero no es un hecho aislado muy por el contrario, responde a una política oficial hacia los medios de comunicación independientes desde la llegada de Hugo Chávez al poder en 1999. No obstante, a que la libertad de expresión está consagrada en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela en su Artículo No. 57: Toda persona tiene derecho a expresar libremente sus pensamientos, sus ideas u opiniones de viva voz, por escrito o mediante cualquier otra forma de expresión, y de hacer uso para ello de cualquier medio de comunicación y difusión, sin que pueda establecerse censura, desde un inicio voceros gubernamentales repetidamente anunciaron la instauración de un proyecto de hegemonía comunicacional con el objetivo que la información oficial prevaleciera sobre la información independiente, ello cobró impulso tras los sucesos de abril 2002 cuando Hugo Chávez acusó públicamente a algunos medios de comunicación de complicidad, en un supuesto plan que condujo a su fugaz desalojo del poder.
El solo anuncio de la existencia de un proyecto de hegemonía comunicacional representaba una seria amenaza para la libertad de expresión y libertad de prensa, no faltaron voces alertando acerca del peligro que corría la democracia venezolana. Los llamados de alerta resaltaban la contradicción del establecimiento de una hegemonía comunicacional en una democracia, partiendo de la base que todo sistema democrático es por naturaleza antihegemónico, porque su esencia se fundamenta precisamente en la libre expresión del pensamiento y de las ideas, que permiten el ejercicio de la libertad dentro de la pluralidad.
Sin importar la resistencia el régimen llevó a cabo su proyecto de hegemonía comunicacional a través de la no renovación de concesión a RCTV (2007) y a más de cuarenta emisoras de radio, la creación de un cerco legal mediante la reforma del Código Penal (2005) y la promulgación de la Ley Resorte (2010) que fomentan la autocensura en los medios de comunicación, el bloqueo de portales de noticias dedicados al periodismo de investigación y permanente hostigamiento por parte de cuerpos de seguridad a periodistas. En la actualidad la libertad de prensa en Venezuela está seriamente comprometida, el periodismo independiente solo dispone de algunas rendijas para desarrollar su labor. No es casual que Venezuela ocupe los últimos lugares dentro de la clasificación mundial de libertad de prensa, que anualmente presentan diferentes organizaciones no gubernamentales especializadas en el tema de derechos humanos.
La libertad de prensa es de vital importancia en cualquier sociedad democrática, a pesar que con frecuencia algunos gobiernos intentan limitarla, hoy reina un consenso en cuanto a que un país sin prensa libre, no puede garantizar una sociedad en la que se respeten los derechos humanos y se juzgue a quienes los violen, ese sin duda es el principal motivo por el cual los regímenes antidemocráticos rechazan la libertad de prensa.