La imprenta: Un oficio que trasciende generaciones y a las redes sociales

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    A pesar de la evolución que ha tenido la comunicación a través de los años, con la globalización y el auge de las redes sociales, aún hay quienes no se rinden ante lo tradicional. Este es el caso de los tipógrafos que luchando contra la tecnología se mantienen en pie y demostrando que este arte se mantendrá vigente por varios años más.

    Froilán Bernal conoció la tipografía hace más de 30 años atrás y todavía hoy se dedica a ello: «Conocí la tipografía gracias a un hermano que era guillotinero, él trabajaba ahí y me fue instruyendo. Con mi trabajo de la tipografía compré mi apartamento y levanté a mi familia».

    En la actualidad, Froilán es el único miembro de su familia que se dedica a este oficio, pero eso no lo limita en sentirse a gusto con su labor. «Yo me siento orgulloso de este trabajo, este es un trabajo que uno tiene que tenerle amor. Si tú no le tienes amor al trabajo, no haces nada. Es un trabajo que requiere mucha experiencia por las medidas que uno tiene que tener ahí y por las medidas de las letras».

    Amor por el oficio  

    No obstante, en el hogar de los González la tipografía es un oficio que trasciende generaciones. Así lo explicó Carlos, hijo de Gerardo González, uno de los dueños del local.

    «Siempre me ha gustado el amor que le ponen a cada trabajo porque tiene muchos detalles, es un arte. Mi papá tiene casi 40 años trabajando las artes gráficas y a mí siempre me ha gustado ese amor que le tienen al trabajo», dijo Carlos.

    Palabras que fueron secundadas por su padre, Gerardo: «Hay muchos jóvenes que deberían aprender estas artes porque esto es muy bonito, limpio y muy sabroso trabajar algo que vas a aprender con gusto. Aquí tengo a mi muchacho, está aquí fajándose, aprendiendo de esto y él estudia en la UCV».

    Carlos explicó que actualmente no es fácil dedicarse a este tipo de actividades. «En principio, no es fácil porque esta no es una carrera que sea muy demandada. Por ejemplo, yo que estoy en la universidad y estudio. La mayoría de los chamos como yo buscan derecho, medicina, ingeniería, cualquier carrera y esta no es una carrera que sea demandada estudiantilmente. Es una carrera más que todo por herencia familiar».

    Añadió que le gustaría que hubiese más promoción de carreras como esta: «El señor Froilán y mi papá estudiaron artes gráficas en el Ince y, actualmente, no sé decirte si eso exista todavía. Pero no hay promoción ni nada de eso que a uno como chamo le inspire a estudiar eso».

    Batalla contra las RRSS

    A pesar de que el boom de las redes sociales y la era digital ha atentado contra muchas labores, estos tipógrafos aseguran que su oficio podría mantenerse vigente por varios años más. Gerardo indicó que las tarjetas de presentación han sobrevivido al boom de las redes sociales porque “no todo el mundo tiene ese sistema de WhatsApp a la mano”.

    “Una persona que trabaje en construcción no te va a cargar el teléfono siempre encima. Ellos con dar una tarjetica es mejor porque los clientes agarran su tarjetica y ya la guardan, ya saben cómo van a llamarlos o comunicarse con ellos», dijo.

    Aunque no escapan de las trabas y la escasez a las que están sometidas las profesiones en Venezuela, Froilán reiteró que siempre hay algo que hacer: «Nosotros tenemos unos clientes que nos permiten sobrevivir ahorita. Tenemos la máquina para hacer tarjetas de presentación dañada y no conseguimos los repuestos. Las máquinas modernas no hacen lo que hacen estas máquinas antiguas».

    Siempre siendo consecuentes con la realidad del país, logran responder al trabajo que se les solicitan, como lo dijo Gerardo. «En realidad no es que haya mucha extensión de material para eso ahorita, porque hasta el material se ha dificultado en estos tiempos, pero sí hay muchas empresas que necesitan tarjetas, porque no es nada más un teléfono encima. Sobrevive por ese sistema, porque a juro hay que tenerlas».

    Eso inspira y motiva a las nuevas generaciones, como es el caso de Carlos, quien aprovechó para invitar a los jóvenes como él a aprender de estos oficios antiguos. «Las redes sociales nos sobrepasan, pero la imprenta sobrevive gracias al control interno y externo que debe llevar cada empresa. En Venezuela hay mucho trabajo, aquí se puede trabajar de muchas formas. Esta es una de las pocas que se pueden hacer y si uno se propone metas, lo puede lograr».