Libre empresa y Estado, la unión que sacará al país adelante

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“Las sociedades hoy vuelan con dos alas: la empresa productiva y la sociedad solidaria con su Estado. La empresa es diferenciadora, pues retribuye de manera distinta de acuerdo con el rendimiento productivo de cada uno. La sociedad solidaria genera vasos comunicantes, crea un Estado igualador, y defiende igual dignidad, iguales derechos e iguales oportunidades para todos”, aseguró el sacerdote jesuita y ex rector de la Universidad Católica Andrés Bello, Padre Luis Ugalde.

Agregó que “toda sociedad que pretenda volar con un ala sola fracasa rotundamente o bien por desigualdad escandalosa e insufrible o por igualdad paralizante”. “Las sociedades necesitan sabiduría para lograr un equilibrio -siempre inestable- entre estas dos tendencias: libre empresa privada y estado”.

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Las declaraciones las ofreció en un encuentro virtual con empresarios organizado por Conindustria, al que HispanoPost tuvo acceso y donde revela que uno de los grandes desafíos que tienen los empresarios nacionales es la de convencer al Estado de trabajar juntos para poder salir de la crisis económica, política y social que atraviesa el país. 

“Las encuestas más recientes van revelando que sube significativamente la valoración de la empresa privada por la población. Incluso, la gente que en otros años recibió con entusiasmo las estatizaciones, y aclamó el grito de guerra del ‘exprópiese‘, ve cada vez más claramente que la economía socialista con las empresas estatizadas es causante de la ruina nacional y que el estatismo totalitario va contra natura del hecho productivo, que más bien requiere de iniciativa e inversión privada, libertad y creatividad”, sentenció. 

Advirtió que sería peligroso que los empresarios se quedaran satisfechos y no aprovecharan este estado de ánimo favorable para visualizar las nuevas expectativas y exigencias de la población hacia la empresa y los emprendedores, profundizar la reflexión económica en la población y promover iniciativas adecuadas.

Precisó que Venezuela, actualmente, no es un país petrolero riquísimo, sino pobre, endeudado y en bancarrota y, por tal motivo, se deben aprovechar todas las oportunidades que lo hagan resurgir. 

“Hizo un daño enorme la prédica chavista de que éramos riquísimos. ¿Por qué -se preguntaba la población- si el país es muy rico la gente es pobre? La respuesta populista fácil y demagógica era: porque entre la riqueza petrolera y su dueño, el pueblo pobre, se atraviesan tres salteadores de caminos: el imperialismo norteamericano, los empresarios explotadores y los partidos corruptos. Chávez es la solución que, como vengador justiciero, acabará con los tres. Con esa promesa ganó votos, con las estatizaciones, aplausos y el salto del precio petrolero de menos de 10 dólares a más de 100 dólares trajo el aparente milagro que terminó en el desastre previsible”, indicó. 

El padre Ugalde sostuvo que “la ruina y el sufrimiento actual constituyen un momento privilegiado para entender que somos pobres, la suma de lo que producimos es pobre y ha bajado dramáticamente en los últimos 5 años”. “Pobreza que no debe ser aceptada con resignación, sino como base para el camino hacia la ´riqueza´: la producción crea lo que necesitamos y el talento y la productividad de toda la población son las palancas fundamentales para recorrer exitosamente ese camino productivo”. 

“La educación formal e informal debe inculcar esto, dando a entender que el país cambió. Eso no quiere decir que no tengan importancia los recursos naturales usados con criterios de cuidado ambiental. Es el momento de hacer y acompañar los hechos con la explicitación pedagógica de lo que diferencia ahora las prácticas económicas de muerte y las de vida”, explicó. 

El emprededurismo es fundamental 

Ugalde aseguró que el actual y dramático estado de necesidad que hoy en día sufren los venezolanos debe usarse para fomentar el emprendedurismo.

“La búsqueda de ganancia y de productividad agrega valor. Venimos de la prédica de que la búsqueda de ganancia es algo negativo y egoísta y que la productividad es neoliberalismo explotador. Los intentos de los regímenes comunistas es crear una economía sin ganancia, porque eliminan todo estímulo. Así como la propuesta de pagar a todos igual para evitar las diferencias de quienes reciben más o menos”, alertó. 

Indicó que desde hace más de 200 años con la revolución industrial quedó atrás la economía de subsistencia y las sociedades se mueven pendularmente hacia más estatismo o más libertad empresarial privada. 

“Con una década de prevalencia estatista en el gobierno se desarrollan vicios como vivir de rentas, controlar en exceso, proteger eliminando la competencia, incrementar la burocracia parasitaria y el favoritismo político que premia la improductividad. El país como reacción al estatismo termina reclamando más liberalismo. Por el contrario, una década de prevalencia de gobiernos y políticas liberales, llevan a la población a reclamar más estado que frene los abusos del individualismo. Recordemos el caso reciente de Chile y cercano a nosotros: con bonanza liberal estalla la protesta social. Es cierto que hay agitadores de oficio, pero ellos tienen éxito cuando en la población hay un profundo malestar social”, alertó. 

Aseguró que en Venezuela ahora, con toda razón, la gran mayoría reclama más empresa libre y menos Estado. “Pero no hay que olvidar que si no hay equilibrio entre libertad y solidaridad a la vuelta de los años pedirá lo contrario y acusará a la empresa privada de insolidaria. La superación de la pobreza nacional ha de ser el objetivo claro de la nueva sociedad de libertades”.

Capital y trabajo deben ser aliados 

En sus reflexiones, el sacerdote expresó que se debe superar la falsa (pero basada en realidades históricas) idea que el marxismo llevó al extremo y lo presentó como ley científica: el afán de ganancia del capital lo lleva a pagar lo menos posible al trabajador. 

“Sobre esa base la naturaleza del capitalista es explotar y apropiarse de lo que es del trabajo. En consecuencia, el trabajador debe luchar para eliminar al capitalista y crear un nuevo sistema y sociedad. En esa posición hay toda una gama que va desde el comunismo más crudo hasta posiciones socialdemócratas e incluso socialcristianos. Ahora necesitamos no confundir siglo XXI con XIX y avanzar radicalmente en la idea y en la práctica contraria: capital y trabajo deben combinarse de tal manera que su relación sea la de ganar-ganar y no que uno deba perder para que el otro gane”, sostuvo. 

“Para que al empresario le vaya bien es necesario que al trabajador le vaya bien Ello se logra combinándose de manera que se potencien mutuamente. Así mismo, para que a los pobres de Venezuela les vaya bien a los empresarios y sectores de buenos ingresos les debe ir bien. La empresa necesita el mejoramiento permanente de los ingresos de los millones de trabajadores. No le puede ir bien a la empresa si le va mal al trabajador y a los pobres. Y sin crecimiento y éxito de las empresas privadas no le puede ir bien al trabajador. Tenemos que lograr que sea realidad y conciencia que guíe actitudes y políticas”, dijo. 

Rescate de lo público 

Ugalde insistió en que “el urgente rescate de lo público pasa por entender y asumir la responsabilidad y la dimensión pública de lo privado e introducir en los servicios públicos la gestión privada y la competencia entre diversos gestores”. “Eso nos demostrará la enorme capacidad de hacer más con menos y rescatar lo público con más responsabilidad ciudadana”, expresó.

Opina que es muy desacertado presentar la contraposición: la empresa privada es egoísta y busca solo su propio interés, mientras que el Estado y el estatismo son generosos y buscan el bien común. 

“Puesto así, la empresa privada lleva las de perder en la aceptación de la población. La contraposición es otra: ambas buscan el bien común de toda la población. Los que quieren más empresa privada buscan el bien común de todos y se diferencian en que consideran la libre empresa como un medio mejor y más eficaz para el bien común. La solidaridad está en desarrollar de tal manera la libre iniciativa que produzca como resultado un bien común superior. La libre empresa será más solidaria cuando produzca más bienestar común. Este cambio hay que hacerlo y al mismo tiempo hay que explicitarlo, razonarlo y subrayarlo. La empresa privada va a necesitar muchas personas e instituciones con inteligencia haciendo ver el resultado en el bienestar social (no solo en las ganancias de las empresas) de una manera distinta de entender la política y de hacer Estado y gobierno”, finalizó.

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