Aunque parezca sumamente extraño hay personas que en pleno siglo XXl sostienen la tesis que la Tierra es plana, y no esférica en realidad se trata de un esferoide oblato- a pesar de la evidencia empírica proporcionada por los viajes de Cristóbal Colón y numerosas comprobaciones científicas efectuadas por estudiosos, entre ellas, la de Galileo Galilei en el siglo XVll. Ellos son los llamados terraplanistas, según su muy peculiar visión la superficie de la Tierra se asemeja a un disco o plato redondo de dimensiones indefinidas, cuyo centro es ocupado por el Polo Norte, en torno al cual la Antártida se ubica a lo largo del borde del disco, de modo muy similar al logo de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), como si esto no fuera suficiente niegan que la Tierra gire sobre su propio eje (movimiento de rotación terrestre), orbite alrededor del sol (movimiento de traslación terrestre), que el hombre haya llegado a la Luna y por supuesto rechazan la veracidad de las fotos de la Tierra tomadas desde el espacio exterior. Los terraplanistas refutan cualquier acontecimiento científico que vaya en contra de sus fundamentos teóricos, como sucede con su cuestionamiento a la Ley de Gravedad de Newton y Teoría de la Relatividad de Einstein. El pintoresco movimiento se encuentra supuestamente bajo la dirección no hay fuentes confiables que permitan confirmar la información- de la International Flat Earth Society, mejor conocida como, Flat Hearth Society (traducida al español: Asociación Tierra Plana) organización anglo-estadounidense fundada por Samuel Shelton en 1956, inspirado en las ideas del inventor inglés Samuel Birley Rowbothan (1816-1884), quien se basó en pasajes de la biblia para desarrollar su teoría del terraplanismo. En la actualidad el movimiento terraplanista desarrolla una intensa actividad a través de varios canales de Youtube y grupos de Facebook que cuentan con millones de seguidores, aparte ha celebrado congresos y encuentros en Barcelona, España (enero 2019), Municipio Colón, Argentina (marzo 2019) y más recientemente Birmingham, Reino Unido (abril 2020) que por cierto ha sido noticia en diferentes medios de comunicación, muy posiblemente ante lo inverosímil de la principal conclusión del evento: Oceanía no existe y los australianos son actores pagados por la NASA, vale destacar que se trata de una reconsideración del punto, puesto que en el 2016 se decía que todos los australianos eran robots. Este tipo de aseveraciones que rayan en lo absurdo, convierten al movimiento terraplanista en blanco fácil de numerosas descalificaciones y lacerantes burlas, expresada en su mayoría mediante los infaltables memes en redes sociales.
Antes de seguir profundizando conviene aclarar, en honor a la verdad, que contrariamente a la creencia popular el mito de la Tierra plana es de reciente data, y no como nos fue enseñado en la escuela, que era la creencia predominante en tiempos de Cristóbal Colón (siglo XV). En efecto, Aristóteles en el siglo IV a. C. sostuvo con sólidos argumentos que la Tierra era esférica, luego en el siglo lll a. C. Eratóstenes proporcionó una estimación más cercana a la circunferencia terrestre, ya en el siglo l d. C. la mayoría de los estudiosos y gente culta aceptaban que la Tierra tenía forma esférica. Dicha creencia nunca perdió vigencia en los círculos intelectuales al paso del tiempo. Los orígenes del mito de la Tierra plana son poco claros, aunque hay quienes atribuyen su surgimiento a la publicación del libro La vida y viajes de Colón de Washington Irvin en 1828.
Los terraplanistas no son los únicos que han sido seducidos por un mito en el transcurso de la historia de la humanidad. Algunas personas sienten especial atracción por todo aquello que vaya contra toda lógica, aunque la fuerza de los hechos demuestre contundentemente cuan equivocadas son sus creencias. Esto es particularmente cierto en el campo de la política, donde muchos han consagrado sus vidas a causas perdidas, tal es el caso de la izquierda retrógrada que aún profesa los postulados marxistas, pese a su comprobado fracaso tras el estruendoso derrumbe de la Unión Soviética máximo exponente de ese ideal. Aquí hay que reconocer la existencia de dos izquierdas, una que evolucionó políticamente abrazando los principios de la democracia representativa y el libre mercado, y otra atrasada que sigue creyendo en el sistema de partido único y la planificación centralizada, la cual se encuentra muy bien representada en el régimen comunista de Cuba. El mismo que al comienzo de su revolución en los años sesenta, despertó tantas ilusiones y contó con millones de seguidores en el mundo. Lastimosamente hoy es un país en ruinas con edificaciones destartaladas, transporte impulsado parcialmente por tracción animal, precarios servicios públicos y población empobrecida. El fracaso de la revolución cubana es un hecho indiscutible, al punto que el mismo Fidel Castro en lo que quizás fue un arrebato de sinceridad lo admitió, eso ocurrió durante la entrevista concedida al periodista norteamericano Jeffrey Goldberg de la revista The Atlantic en septiembre de 2010, ante la pregunta: ¿si la revolución cubana debía servir de ejemplo a otros países? él respondió-: No sería conveniente que otras naciones adoptaran el modelo cubano, cuando este ni siquiera funciona para nosotros.
Pese a sus fracasos la izquierda retrograda y los terraplanistas no desisten y redoblan esfuerzos para alcanzar metas irrealizables, es decir, cada uno persigue obstinadamente un mito, estos lograr la ansiada igualdad social que traerá consigo la utópica eliminación de la pobreza, y aquellos revelar al mundo entero el gran engaño que la Tierra es redonda. En esa búsqueda el Partido de los Trabajadores de Brasil funda el Foro de Sao Paulo en julio de 1990, organización inspirada claramente en el pensamiento de Fidel Castro, pero que declara compartir aproximadamente diecinueve ideologías y posiciones políticas, todas dentro del espectro de la izquierda retrógrada. En la actualidad agrupa a veintiséis países de América Latina y el Caribe además de cientos de movimientos sociales, de ese total de países, ocho están en la actualidad al frente del Poder Ejecutivo: Argentina, Cuba, República Dominicana, Ecuador, Nicaragua, México, Panamá y Venezuela. Si bien la gran mayoría de países integrantes suscriben las declaraciones del Foro de Sao Paulo condenando el imperialismo, capitalismo, colonialismo, neoliberalismo, racismo, la globalización y otros males más, todos achacables a EEUU, en la práctica solo Venezuela ha tomado medidas alineadas con esos planteamientos, tales como, férreos controles de precios y tipo de cambio, expropiación de empresas y hostigamiento al sector privado que contribuyeron decididamente al surgimiento de la crisis económica. Venezuela paga hoy un alto precio por la grave equivocación de haber ideologizado su economía, actuó en abierta contradicción con lo expresado en 1960 por Deng Xiaoping : No importa el color del gato, sino que cace ratones. Venezuela sigue en sentido contrario a la tendencia mundial del libre mercado, en lenguaje coloquial se va comiendo la flecha.
La tragedia tanto de la izquierda retrógrada como de los terraplanistas consiste en no reconocer lo evidente, mejor dicho, en negar la realidad. El empecinamiento de la izquierda retrógrada en desconocer el innegable éxito del libre mercado en todo el mundo, se equipara a la posición asumida por los terraplanistas de no admitir la existencia de la Ley de Gravedad. El hecho que las leyes del mercado y la Ley de Gravedad sean rechazadas por ellos, no impide en lo absoluto su inevitable cumplimiento. El resultado siempre será el mismo, pero ambos movimientos han preferido chocar sus cabezas contra una sólida muralla con la falsa esperanza de derribarla, por tal motivo en tributo a su contumacia merecen ser bautizados como los terraplanistas de Sao Paulo.
Oscar Rodríguez
Economista
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