Nicolás Maduro ascendió a 21.597 militares de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) a los que exigió máxima lealtad, mientras que desde 2014 el general en jefe Vladimir Padrino López se mantiene al frente de la cartera de Defensa.
Que Padrino López haya permanecido como ministro durante cinco años ha roto con la tradición de cambiar anualmente a los ministros de Defensa del cargo, afirma el general Fernando Ochoa Antich, quien fue el ministro de Defensa en el segundo gobierno de Carlos Andrés Pérez.
Hasta el término del tiempo en el cargo de la predecesora de Padrino López, Carmen Meléndez, los ministros de Defensa habían permanecido solo un año en el cargo.
Ochoa Antich enfatiza que hasta el presidente fallecido Hugo Chávez mantuvo esta tradición. Explica que cuando cumplió con el cargo en 1991, fue ministro por un año a pesar de que la gestión era muy limitada y quedaba inconclusa.
La labor de Padrino López por media década ha generado una pendiente importante dentro de la Fuerza Armada que gira en torno al aprecio por parte de los militares, expresa el exministro. Maduro sabe que esto es así, afirma.
Sin embargo, la confianza que Nicolás Maduro le tiene a Padrino López es tan fuerte que durante un tiempo, Padrino ejerció los dos cargos más importantes de defensa al mismo tiempo. Era el Comandante Estratégico Operacional y el ministro de la Defensa, el primero es el cargo de mando y el segundo, el administrativo. Ocupar ambos era una demostración de una marcada confianza de Maduro hacia él y que ahora, a pesar de que se dice que Padrino estuvo ligado al alzamiento cívico-militar del 30 de abril, permanece, detalla el militar retirado.
El ministro de Defensa egresó de la academia militar de Venezuela el 5 de julio de 1984, es decir, tiene 34 años siendo militar. Padrino López ya debería tener más de tres años retirado, su generación tiene muchos años fuera de la Fuerza Armada, señala Ochoa Antich.
Si Padrino hubiese sustentado el prestigio que tiene en los militares con una visión institucional de la Fuerza Armada no solo ahora sería mucho más fuerte, sino que sería reconocido por el país porque un sector importante de la población lo critica con dureza y con razón, añade.
Asegura que el aumento en el número de ascensos tiene una intencionalidad política enfocada en debilitar el mando. Sostiene que antes quienes llegaban a los altos cargos tenían mucho mando porque eran pocos pero ahora que son muchos el poder a ejercer por cada uno es menor y eso tiene relación directa con el objetivo de los últimos dos gobiernos de adoctrinar a la Fuerza Armada.
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