La necesidad de Nicolás Maduro de otorgar cierto grado de legitimidad a los comicios parlamentarios previstos para este año lo está forzando a iniciar un proceso de negociación, en donde está dispuesto a otorgar cuotas de poder a varios sectores de la oposición venezolana en el Consejo Nacional Electoral (CNE).
Así lo manifestó el periodista y especialista en materia electoral, Eugenio Martínez, en el informe Coyuntura Venezuela de la firma Carpe Diem Comunicaciones, en el que resalta que en dicho acuerdo no se estarían abordando concesiones que puedan hacer factible un cambio político en el país.
En estas negociaciones el chavismo está garantizando la permanencia en el CNE de la actual vicepresidenta Sandra Oblitas y del rector suplente incorporado a la Junta Nacional Electoral, Carlos Quintero. Esto significa que el grupo político de Maduro seguirá manteniendo el control absoluto sobre el aspecto técnico de las elecciones (a cargo de Carlos Quintero y de la empresa argentina Exclé) y del Registro Electoral (en control de la vicepresidenta Sandra Oblitas), explicó.
Aclaró que la instalación del Comité de Postulaciones Electorales es una gran demostración de las negociaciones que se están dando. La necesidad de acuerdo entre chavismo y algunos sectores de la oposición provocó un pacto (no asumido públicamente) en el que se evitó la diatriba por la juramentación del Comité de Postulaciones Electorales. Aunque el comité que debe escoger a los candidatos a rectores del CNE debe ser juramentado por el presidente de la Asamblea Nacional, los bloques políticos acordaron obviar este procedimiento para evitar la disputa entre Juan Guaidó (presidente reconocido por la oposición y la comunidad internacional) y Luis Parra (reconocido por el chavismo como presidente del Parlamento), reveló.
Martínez indicó que el acuerdo entre chavismo y oposición implica avanzar en un proceso en el que se logren llevar nombres de consenso a la plenaria de la Asamblea Nacional. No obstante, el chavismo (al igual que los partidos que integran a la Mesa de Diálogo) insisten en que el calendario electoral debe ser el siguiente: Parlamentarias (2020)- Regionales y locales (2021) – Solicitud de referendo presidencial (2022)- Presidencial (2024).
En este sentido se debe alertar que un CNE imparcial e institucional es indispensable, pero insuficiente para garantizar que el escenario de un cambio político pueda ocurrir. Esta negociación (hasta este momento) parece muy alejada de lograr garantizar que se cumple el principal objetivo de la oposición y de la comunidad internacional en Venezuela, dijo.
Incendio de los galpones del CNE
Martínez también abordó las consecuencias del incendio que acabó con la plataforma automatizada de votación venezolana.
La pérdida del hardware que se encontraba en el almacén del Consejo Nacional Electoral ubicado en la zona de Filas de Mariches (municipio Sucre del estado Miranda) puede incidir significativamente en un deterioro aún mayor en las pocas condiciones electorales idóneas que tiene una votación en Venezuela, advirtió.
Señala que en el incendio se perdieron los equipos de votación y escrutinio. Además, de la capacidad de transmitir los resultados del escrutinio desde cada mesa de votación hasta el Centro Nacional de Totalización.
Explica que la pérdida de los equipos (hardware) implica que el CNE puede tomar al menos cuatro caminos diferentes. Sostiene que en la mayoría de los casos pueden terminar por imponer un sistema de votación a la medida de las necesidades del chavismo, especialmente porque la decisión de cómo proceder en las próximas semanas recaerá sobre el actual CNE.
Los escenarios serían los siguientes:
– Comprar nuevo hardware: El sistema de votación, escrutinio en mesas, transmisión de resultados desde cada mesa (máquina) hasta la Sala de Totalización del CNE está diseñado para funcionar con equipos avalados por Smartmatic. El paso lógico es reemplazar los equipos perdidos con el fabricante. Sin embargo, los eventos del año 2017 y las sanciones internacionales hacen en este momento poco probable que esta negociación prospere. En este caso, el CNE pudiese intentar comprar otros equipos a empresas en Rusia, China o Turquía (que puedan evadir las sanciones internacionales). Adquirir otro hardware implicaría modificar el software original de votación, escrutinio y transmisión de resultados, sin garantía de su correcto funcionamiento.
– Cambiar el sistema de votación o diseñar uno propio: Las sanciones internacionales complican significativamente el cambio total del sistema, salvo que esta opción provenga de aliados de Venezuela. También existe la posibilidad que el CNE (y el gobierno de Maduro) decida usar algún sistema diseñado o modificado en Venezuela siguiendo los pasos de la autoridad electoral de República Dominicana.
– Utilizar voto manual: Si fuese imposible reemplazar el hardware perdido o cambiar el sistema por uno nuevo, el CNE pudiese optar por realizar la elección parlamentaria prevista para 2020 (y cualquier otro evento sobrevenido) con votación manual. En este caso se desconoce si se mantendría la tecnología de transmisión y totalización de resultados que se ha empleado hasta la fecha (desarrollada por Smartmatic). Utilizar el voto manual (que es una petición de algunos sectores de la oposición venezolana) puede aumentar significativamente el impacto que tiene el control social del gobierno de Maduro en los eventos comiciales. Adicionalmente, pudiese otorgar a los efectivos militares un rol significativo en el traslado de las actas de escrutinio desde los centros de votación a los centros de cómputo local y regional. En este hipotético escenario de votación manual, el CNE pudiese optar también por utilizar sistemas de transmisión como los empleados en Argentina, Bolivia o Ecuador (en el caso de Bolivia y Ecuador con precedentes negativos y en el caso de Argentina con resultados óptimos).
No olvide ver nuestros reportajes en: www.hispanopost.com