El 2020 comenzó con una nueva ofensiva por parte de la administración de Nicolás Maduro para intentar retomar el control la Asamblea Nacional (AN) con el bloqueo del acceso a diputados opositores al hemiciclo y la alianza con parlamentarios de la fracción CLAP, vinculados a la corrupción con el programa de alimentación gubernamental. En ese sentido, el chavismo plantea un escenario confuso de cara a las elecciones parlamentarias, pautadas para este año según dicta la Constitución.
Para mí la estrategia que está usando Maduro es de tan poca monta y falta de sentido político que no pareciera una estrategia propiamente, dijo a HispanoPost Benigno Alarcón, director del Centro de Estudios Políticos y de Gobierno de la Universidad Católica Andrés Bello.
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Manifestó que es evidente que lo que buscan es generar desesperanza y decepción entre la gente que se divide entre votar y no votar, y que digan que esto demuestra que no vale la pena votar.
El objetivo del chavismo es: dividamos más a la oposición para el debate de votar o no votar y demostremos que no importa que voten porque no se va a respetar absolutamente nada. El gobierno sabe que si realiza una elección con un mínimo de condiciones la va a perder, aseguró.
Si el gobierno lo que buscaba era algún tipo de legitimación a través de la elección de la Asamblea Nacional, tratando de hacerla bajo condiciones medianamente creíbles y que si la oposición decidió no participar fue culpa de ella. La manera en que se está haciendo pareciera que en lugar de aumentar la posibilidad de legitimar a una nueva Asamblea lo que hace es separarse de esa posibilidad, explicó.
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Alarcón detalló que el chavismo juega a romper toda la vidriera, romper el ajedrez porque no puede ganarlo y patea la mesa. No me parece que haya una estrategia desde el punto de vista político para que vaya a generarse una elección que ellos puedan decir que ganaron limpiamente y decir que la nueva Asamblea es legítima, añadió.
Al final del día la pregunta es si te estás adueñando realmente de la Asamblea, porque al final te quedas con una Asamblea no reconocida. Si tú quieras sacar leyes que nadie te reconozca, lo puedes hacer a través de la ANC, pero si lo que quieres es como dice la Constitución, que hay actos que necesitan la aprobación legislativa como por ejemplo los contratos internacionales, necesitas echar mano de la Asamblea. Pero no te sirve de nada echar mano de una AN que no tiene credibilidad para dar esa aprobación. Te vas a encontrar con países que no van a dar créditos a una Asamblea que nadie reconoce ni reconocerá y que no tienen certeza que te van a pagar las deudas en el futuro, puntualizó.
Recordó que la Asamblea Nacional no es un edificio y que el reglamento te permite sesionar en cualquier lugar, por lo que recomendó a los diputados opositores mantener las sesiones y seguir trabajando. Plantear el comité de postulaciones para un nuevo CNE, seguir la ruta planteada por la constitución, añadió.
Si el TSJ decide nombrar rectores (del CNE) habiendo agenda de trabajo en la AN, a esos rectores nadie los va a reconocer y entonces nadie reconocerá los resultados que se produzcan, deben cumplir con las sesiones dentro o fuera del hemiciclo, concluyó.