Menos coqueteo y menos infidelidad en una Venezuela en crisis

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“Sácala, llévala al cine. Cómprale un ramo’e flores…”, canta el sonero del mundo Óscar D’ León, en el estribillo de su canción “Detalles”, dedicada a la galantería propia de la etapa del enamoramiento. Pero, cuántas parejas venezolanas tienen la oportunidad de disfrutar de esta clase de detalles en plena crisis económica.

Hispano Post conversó con Fernando Torres, médico sexólogo del servicio de ginecología del Hospital Universitario de Caracas, para conocer sobre la vida sexual de los venezolanos. Indicó que, pese a la crisis, hacen lo que pueden para mantener una vida sexual activa y satisfactoria.

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“En mi experiencia, con las consultas diarias, he visto pacientes que intentan iniciarse en esta etapa como parejas y les ha tocado vivir situaciones extremas”, dijo Torres. “En Venezuela estamos acostumbrados a que en las primeras citas las paga el hombre. Ir al cine, tomarse unos tragos, comerse algo o llevarle un regalo a la cortejada. Todo eso es costoso y el coqueteo se ha visto disminuido”.

En Caracas, pasar 12 horas en un hotel ubicado en El Rosal cuesta entre 10 y 15 dólares. En otro ubicado a un costado de la autopista Francisco Fajardo, en la salida de La California Sur, el precio de una habitación sencilla está en alrededor de los 70 dólares la noche. Si la intención es agregarle un poco más de diversión a su estancia, hay que sumar unos 20 dólares más, como mínimo, al presupuesto.

“¿Cómo hace una persona que debe pagar un mes de sueldo en una noche de amor, si por lo general uno quiere mínimo invitar a su pareja una vez por semana a un hotel?”, continuó el especialista, quien agregó que la crisis ha llevado a las parejas a hacer acuerdos.

“Sé de muchos que acuerdan ir a medias con las cuentas. Uno paga el cine y el otro las cotufas, por ejemplo. En la siguiente salida se intercambian los gastos. Eso influye también en el contexto sexual de la pareja. Cuando uno está en el inicio de la relación, por lo general, los primeros encuentros sexuales se dan en hoteles. Si se trata de una pareja constituida, el hotel no es una preocupación, pero vienen los otros problemas”.

Crisis vs Satisfacción

El sexólogo señaló que las preocupaciones cotidianas de una familia, así como las diferencias políticas, pueden no solo apagar la llama del amor sino también acabar con una relación de años. “Tuve una pareja que se separó por problemas políticos. El matrimonio no fue lo suficientemente fuerte como para tolerar la falta de comunicación y las diferencias de este tipo”.

Agregó que lo mismo pasa con las preocupaciones. He tenido parejas que tienen una vida sexual activa, pero están insatisfechas. No hay manera de tener una relación sexual satisfactoria si no hay entrega y, por lo general, la queja de insatisfacción viene desde el lado femenino. Y cómo va a haber entrega y, a su vez, satisfacción si estas acariciando a tu pareja mientras estás pensando en que hay que comprarles los uniformes a los niños o estas dejándote acariciar y pensando que tienes la nevera vacía”.

Ante la pregunta de si esta situación ha llevado a sus pacientes a innovar en prácticas amatorias, que implican la inclusión de alguien más -como por ejemplo los tríos o el intercambio de parejas (swinger)-, Torres hizo un llamado de atención: “No hay nada más peligroso para una pareja que alguna de estas prácticas, más si no hay confianza. Una vez un paciente me dijo que no sentía temor alguno al intercambiar a su pareja porque eso era solo físico, ahí no había sentimientos involucrados”.

Destacó que entre sus pacientes estas no son prácticas constantes, pero la gran mayoría que ha aceptado presentan problemas. “Hay que tener un alto nivel de paz y confianza para permitir eso. Por lo general el trío es propuesto por el hombre y se efectúa con una amiga de la mujer. Una vez tuve una paciente confesaba que le tenía resentimiento a su esposo, después de ver que este disfrutaba penetrando a su amiga ¿Pero bueno, no se supone que eso era lo que iba a pasar?”.

¿Se acabaron los “cachos”?

Torres señala que, si bien la situación económica es complicada, la infidelidad no ha dejado de existir, tal vez haya disminuido un poco pero no se ha erradicado de la vida de los venezolanos. Señala que, de acuerdo con estadísticas personales, en 25 años de experiencia, aproximadamente 12% de las mujeres admiten haber sido infieles al menos una vez en su vida. 

“El porcentaje de hombres infieles se triplica, es decir, 48% de mis pacientes masculinos ha montado cachos. Lo que rompe con el estigma de que todos los hombres son infieles. Hay unos cuantos que no lo son. Una vez tuve una paciente que tenía 23 años de casada y mantuvo una relación paralela con su novio por 15 años”.

Resaltó que el común denominador de las relaciones extramaritales es el morbo que despierta el secreto de lo oculto y prohibido. “Cuando una relación paralela pasa a ser legal pierde su encanto. Por eso es que el porcentaje de infieles que deja a su pareja estable para irse con su amante, sea hombre o mujer el caso, siempre es muy infrecuente. Yo nunca he tenido pacientes que hagan eso, por el contrario, deciden perdonar la infidelidad y seguir su vida como parejas”.

El especialista recomendó a estas parejas que deciden perdonar y volver, hacer borrón y cuenta nueva: “Hay quienes deciden quedarse en esa relación destructiva, apostando a cualquier cosa, pero sin confianza ni comunicación y no hay nada más destructivo que eso”.

¡Juguemos un rato!

Si las parejas prefieren innovar introduciendo juegos y juguetes sexuales a su relación, la recomendación es visitar websites especializados en la venta de este tipo de productos y así comparar precios. Visitar uno de estos comercios, en plena crisis económica, podría bajarle el líbido a cualquiera.

En un establecimiento comercial en Los Palos Grandes un vendedor detalla grosso modo los precios de los juguetes sexuales más solicitados. Los rolones con feromonas pueden costar entre 80 y 150 dólares.

Mientras, la amplia gama de dildos, estimuladores, vibradores e iniciadores pueden costar entre 250 y 900 dólares. También se pueden encontrar disfraces, preservativos especiales, películas y revistas pornos, látigos, esposas y un sinfín de productos.

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