Los procesos de negociación para lograr una transición política no son rápidos y se caracterizan por ser sumamente complejos. Es por ello que las partes deben trabajar con una paciencia estratégica, que permita consolidar un acuerdo que beneficie el bien común y que sobre todo sea perdurable en el tiempo, aseguran los profesores estadounidenses y expertos en negociación y resolución de conflictos, Abraham Lowenthal y David Smilde.
Los especialistas analizaron el caso venezolano, a través de una videoconferencia organizada por el Centro de Estudios Políticos y de Gobierno de la Universidad Católica Andrés Bello, en donde compartieron sus impresiones sobre el proceso organizado por el Reino de Noruega y que se lleva a cabo en la isla de Barbados.
Aseguran que nadie puede predecir cuando culminará la crisis venezolana. Sin embargo, explican que los procesos de negociación son el mejor camino para la resolución de conflictos políticos y armados.
Lowenthal señaló que la situación venezolana es muy compleja, porque ninguno de los dos grupos políticos que hacen vida en el país tiene la fuerza para sostener un gobierno que acabe con la crisis.
Ha llegado la hora para trazar un camino que permita la instauración de un gobierno democrático en Venezuela. Estamos conscientes que el proceso iniciado en Barbados puede fracasar, porque así lo demuestran los antecedentes. Sin embargo, es totalmente necesario y además confiamos en que sea el primer paso para futuras negociaciones que permitan acuerdos que tengan como objetivo fundamental la realización de unas elecciones presidenciales, sentenció.
Precisan que en las negociaciones jamás se subestiman temas como la represión, las crisis humanitarias, las violaciones de derechos humanos, las crisis económicas, y es por ello que los facilitadores buscan la manera de resolver los problemas que afectan directamente a la población y posteriormente se ocupan del tema político.
En cuanto a los antecedentes mundiales, recordaron que las transiciones en Chile, Sudáfrica, Polonia, Egipto, entre otras, se dieron con base en negociaciones y sobre todo a compromisos morales respetados por las partes en conflicto.
Venezuela no es más represiva que el Chile de Pinochet o más polarizada que Sudáfrica bajo el apartheid. No está más atada por sus lazos con Cuba que lo que lo estaba Polonia por sus vínculos con Rusia. Además, representar a Venezuela como un Estado mafioso confunde más de lo que aclara. Es cierto que hay altos niveles de corrupción y el gobierno y los militares participan en mercados ilícitos, pero el uso de términos como cartel, Estado mafioso y narco-Estado sobreestima el nivel de articulación y coherencia de estas redes criminales. La existencia de tales redes criminales es, de hecho, una razón importante por la cual trabajar por una transición negociada y ordenada bajo el Estado de Derecho, en vez de arriesgar un colapso caótico en Venezuela que les otorgue a los elementos criminales aún más espacio para operar, sentenció Lowenthal.
Ayuda internacional
Smilde asegura que los países del Grupo de Lima y el Grupo de Contacto Internacional pueden ser de gran ayuda para lograr un acuerdo político en Venezuela, que tenga como desenlace un proceso electoral libre y con garantías.
Los países europeos pueden ser de mayor apoyo para resolver la crisis de Venezuela por encima de Estados Unidos. Noruega, por ejemplo, tiene un mandato de ayudar y resolver conflictos internacionales. Ellos utilizan una metodología donde buscan incluir a todos los sectores, pero lo más importante es que intentan establecer una negociación sin presiones y en el caso venezolano se da en un país neutral como la isla de Barbados para evitar que factores internos entorpezcan la toma de decisiones, indicó.
Explicó que para construir una coalición viable que pueda lograr la fuerza necesaria para hacer posible la transición, los líderes de la oposición deben hallar un terreno común y sublimar sus diferencias y rivalidades. Esto puede requerir que pongan a un lado la participación de los maximalistas, especialmente de aquellos que quieren emplear todos los medios de lucha, incluyendo la violencia o la intervención externa.
Al iniciarse los pasos hacia una transición negociada, Lowenthal y Smilde coinciden que los representantes de los dos gobiernos de Venezuela y de la comunidad internacional deben trabajar juntos, tan pronto como sea posible, para resolver problemas prácticos específicos, tales como distribuir alimentos, medicinas y otros bienes básicos de emergencia.
Esto podría contribuir significativamente a crear un nivel de confianza básico. El intento de utilizar la oferta de ayuda humanitaria para provocar una ruptura en las Fuerzas Armadas venezolanas fue exactamente el ángulo equivocado. Reparar la infraestructura y sentar las bases para restaurar la economía son también pasos urgentes que interesan a todos. Estos pasos pueden darse pronto, en parte usando los fondos venezolanos en el extranjero que han sido congelados por las sanciones internacionales, en parte con la ayuda y la inversión internacional. Aliviar la miseria generalizada que afecta a la mayoría de los venezolanos es crucial, no solo por motivos humanitarios, sino también para crear espacio para el proceso de negociación y comenzar a generar apoyo público a la posibilidad de una solución negociada, sentencian los docentes.
Smilde califica como positivo que actualmente se dé un acercamiento entre pocos actores, pero aclara que todos los esfuerzos se pueden corromper si no se respetan, por ejemplo, los acuerdos de confidencialidad.
Los pasos necesarios
Con respecto a los pasos que se deben realizar para lograr un acuerdo duradero, los especialistas precisaron que se debe practicar la paciencia estratégica, se deben crear espacios para la negociación, no aferrarse a posiciones maximalistas, la oposición debe ofrecer incentivos de negociación al régimen de Nicolás Maduro, también se deben construir acuerdos en terrenos comunes y finalmente que se establezca una autoridad transicional que incluya a todas las partes.
Sostuvieron que, de no concretarse una negociación política en Venezuela, la crisis podría profundizarse y la resolución violenta podría perjudicar mucho más la tragedia que viven los ciudadanos.
Lowenthal y Smilde concluyeron su intervención señalando que hay muchos retos por delante y ninguno será fácil de resolver. Incluso los actores con buena fe se toparán con obstáculos y retrocesos en un ambiente tan altamente polarizado y de tanta desconfianza. Es muy difícil llevar a cabo negociaciones discretas y confidenciales y llegar a acuerdos difíciles en un ambiente en el que tantos actores distintos tienen acceso a medios de espionaje y comunicación instantáneos. Este acceso les permite a muchos actores circular detalles confidenciales que pueden perturbar las conversaciones en curso. Pero los esfuerzos deliberados y mutuos por avanzar en una dirección positiva, con el apoyo decidido de la comunidad internacional, pueden reforzarse mutuamente si los actores entienden que no hay una mejor alternativa viable.
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