Una serie de eventos desafortunados pueden acabar con la vida de cualquiera. Hechos fortuitos y nuestra actitud al enfrentarlos. Todo cuenta. Un pequeño error puede ser determinante y motivo suficiente para morir. La película italiana de Alessio Cremonini disponible en Netflix lo comprueba. La historia real de Stefano Cucchi es llevada a la pantalla con crudeza deteniéndose en los detalles en apariencia más insignificantes para contar la historia de una injusticia.
El joven Stefano (Alessandro Borghi) es encarcelado por drogas y acaba muerto sin motivo aparente. Eso lo sabemos desde que comienza la película, lo que vamos a descubrir son las circunstancias que dieron lugar al crimen.
En carne propia podría ser una cinta más basada en hechos reales, una historia sobre una crueldad como tantas que ocurren en el mundo y que muchas veces por la fuerza de la costumbre (suceden tantas todos los días) no llegamos a entender en su magnitud. Sin embargo, esta película genera emociones y disturbios interiores debido a su precisión para contar cada parcela del relato permitiéndonos entenderlas.
Con un tono parco, Alessio Cremonini nos muestra a Stefano, un joven con problemas de drogadicción. La cinta guarda un tono muy realista. No pretende hacer uso lacrimógeno de la realidad para aumentarla o manipular al público. Stefano tiene virtudes y defectos, como todo el mundo. No se trata de hacerlo ver como una persona virtuosa, solamente se expone su historia, la cual es también (según el filme) la de tantos otros ciudadanos italianos que mueren en las cárceles debido a un sistema que puede a llegar a ser inhumano.
Es fácil sentir rabia, desesperación, miedo, esperanza, tristeza al ver esta cinta. Aunque desde el comienzo sabemos cómo va a terminar, puede que al verla esperes que algo cambie las cosas, que se modifiquen los acontecimientos, que no gane la injusticia. Por supuesto que esto no sucede en la película como muchas veces tampoco pasa en la vida. No obstante, la empatía que despierta el personaje principal nos permite desear otro desenlace.
La empatía que sentimos por la historia de Stefano tiene mucho que ver con la actuación de Alessandro Borghi, quien expresa en su mirada y gestos la impotencia que se siente cuando estás siendo víctima de una injusticia. Cuando no puedes hacer nada por defenderte. Borghi hasta la última escena deja ver el mundo interior del protagonista, su abandono de sí mismo y la frustración ante el dolor y los maltratos que padece.
En la cinta la justicia Italiana autoridades, policías, jueces y un largo etc.- es cuestionada continuamente. Se muestra como un sistema corrupto cuyas fallas pueden llegar a matarte tan fácil como absurdamente.
Como en una novela de Kafka todos los personajes con los que se cruza Stefano ignoran y desestiman su condición. Nadie parece ver -ni interesarse- realmente por hacer bien el trabajo que le corresponde. La película es el retrato de un sistema fallido, incapaz y cruel. La cinta está contada de forma cronológica, lo que ayuda mucho a centrarse y entender mejor el relato y sus sinestros vericuetos.
Los últimos días de Stefano Cucchi nos lleva a recorrer un periplo lleno de humillaciones, indolencia y malos tratos. Su ausencia de final feliz duele. No obstante, nos deja reflexionar sobre lo delgada que es la línea entre la vida y la muerte.
Luisa Ugueto Liendo
@luisauguetol