Omayra, la niña que conmovió al mundo

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    Han pasado 32 años desde una muerte en directo. Unas imágenes que dieron la vuelta al mundo y alertaron de una situación dramática y desesperada. Una llamada de socorro a través de los ojos y la voz de una niña de apenas 13 años que mantuvo la entereza y la madurez de un adulto para lanzar mensajes a su familia, para no perder la dignidad, para animar a quienes trataban de salvarla y para mantener su autoestima donde debías estar: arriba.

    Era Omayra, hoy un símbolo para la Historia, la que hablaba desde su lugar de condena a muerte. Atrapada por un muro de su casa que se le vino encima después de la explosión del volcán Nevado del Ruiz, apenas a 200 km de Bogotá, en Colombia. Con el agua sobre el cuello y con los pies sobre los cadáveres de sus familiares. Un suceso en el que se quedaron mudas más de 25.000 personas y a las que presto su voz Omayra.

    Evaristo Canete, uno de los reporteros gráficos más importantes de España, uno de los pocos que ha vivido la edad de oro del periodismo español, uno de los pocos que ha recorrido el planeta denunciando situaciones de todo pelaje, uno de los pocos que ha sabido mantener su humildad como periodista sin protagonizar ni robar minutos de protagonismo a la noticia, habla para HispanoPost de aquellos difíciles días y nos cuenta cómo para él Omayra sigue viva, en otro lugar, pero de la que se acuerda cada día de su vida. “Lo que soy o lo que fui, se lo debo a Omayra, solo puedo tener agradecimiento hacia ella. Hice mi trabajo y ella me ayudó. Yo traté de ayudarla a ella pero fue imposible. Ni cortándole las piernas, como propuse, se hubiera podido salvar”, nos cuenta. “Si dejando mi cámara en el suelo hubiese podido salvar su vida no hubiera grabado ni un solo minute”, sentencia.

    Quien ha presenciado la muerte, quien ha sido testigo de la injusticia y crueldad de una guerra o un desastre natural, comprenderá major que nadie que Evaristo Canete dejase abierto solo un ojo “el de trabajar”, para abstraerse del dolor que con el otro ojo, el de la vida, estaba presenciando. Llueven las críticas hacia periodistas que nos muestran la crueldad con la que la vida trata a algunos, pero sin su trabajo no tendrilan voz con la que gritar y pedir ayuda.

    Un recuerdo para Omayra y un agradecimiento para Evaristo Canete por su trabajo.

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