La reducción a una décima parte del tamaño que tenía hasta 2008, llevo a Petróleos de Venezuela a cerrar sus edificios y sedes regionales, aseguraron fuentes del sector petrolero.
«Incluso antes de la pandemia, los edificios administrativos tenían el personal estrictamente necesario, observándose pisos enteros desocupados», dijo Iván Freites, directivo de la Federación Nacional de Trabajadores Petroleros.
El dirigente sindical señaló que la cuarentena por el COVID-19 que se mantiene en el país desde marzo, «fue la excusa perfecta para terminar de enviar a sus casas a la gente, al punto que ahora más de 95% de los trabajadores de Pdvsa está en sus hogares y no todos en condición de teletrabajo».
Recordó que la nómina de la estatal petrolera es de unos 140.000 trabajadores.
Otras fuentes que solicitaron guardar su nombre en reserva destacaron que una de las actividades más afectadas por la situación es Pequiven, filial petroquímica de Pdvsa.
«El edificio sede de Chacao, Caracas, está prácticamente clausurado. Incluso la junta directiva de la empresa celebra sus reuniones en una pequeña oficina de un edificio vecino», resaltó uno de los consultados.
Otro refirió que «las actividades se desplomaron. Los complejos petroquímicos Zulia-El Tablazo y Morón (Carabobo) tienen paralizadas sus plantas por falta de materia prima como el gas licuado de petróleo (GLP) y otros insumos y químicos importados».
Aseguró que las refinerías no producen GLP y el complejo gasífero de Jose, en el estado Anzoátegui, ya no le suministra gas a la petroquímica porque lo poco que produce lo destina a las bombonas para la población.
El área de la producción de crudo, destacaron las fuentes, no está mejor con un bombeo de 350.000 barriles diarios frente a 3,2 millones de barriles al día que se producían en 1998.
«Los campos petroleros están abandonados, desmantelados y muchos vandalizados por el hampa como consecuencia de la paralización de las actividades», deploró un consultado.
Freites indicó que la orden de clausura de los edificios de Pdvsa ha incluido los espacios donde se prestan los servicios médico-asistencial a los trabajadores.
Un alivio sobretodo para Caracas
El sindicalista informó que las plantas de craqueo catalítico y reformadora de nafta de la refinería Cardón en Falcón reiniciaron operaciones los últimos días, aportando una producción de 30.000 y 25.000 barriles diarios de gasolina, respectivamente.
«El sábado enviaron al terminal de Carenero (Miranda) un buque con 60.000 barriles de gasolina, lo que alivia la escasez de las últimas semanas, especialmente en Caracas», dijo.
Sin embargo, Freites expresó que las condiciones técnicas de la refinería siguen siendo delicadas, lo cual no garantiza un suministro confiable y continuo del carburante en el tiempo.
Los últimos meses el complejo refinador Paraguana -integrado por las refinerías Amuay y Cardón- ha registrado continuas paralizaciones por incendios, fugas y explosiones entre otros accidentes.
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