El pasado martes 26 de noviembre se celebró el tercer duelo entre los eternos rivales de la Liga Venezolana de Béisbol Profesional (LVBP) y, por segunda vez en la temporada, los Leones del Caracas y los Navegantes del Magallanes, se vieron las caras en el Estadio Universitario de la UCV.
Lo que por años ha sido la contienda más aclamada y de mayor facturación de la pelota rentada venezolana, en esta ocasión dejó a la vista la crisis por la que atraviesa el país; así como las consecuencias de las sanciones impuestas por Estados Unidos, que impidió a equipos de las Grandes Ligas autorizar la participación de jugadores extranjeros y venezolanos que conforman sus alineaciones.
¿Béisbol en decadencia?
La imagen al entrar al Universitario en la baja del cuarto inning del típico encuentro entre los felinos y los bucaneros y encontrar un estadio prácticamente vacío, con los vendedores de chucherías y bebidas alcohólicas sentados en las sillas alejados de su trabajo y disfrutando del juego, es completamente impactante.
Yo soy magallanera, todos los años digo que voy a comprar un abono porque me gusta mucho venir al estadio y la mística de la temporada, pero siempre se me pasa el tiempo y no lo logro. Este año, me enteré a tiempo, pero no quise abonarme porque sabiendo como está la situación en el país era poco probable que pudiera asistir frecuentemente a los juegos y fíjate que hoy juegan los eternos rivales, el juego ya empezó y todavía se consiguen entradas legales. Nunca visto en la historia de un CaracasMagallanes, comentó una fanática en la cola de las taquillas para comprar su entrada.
Ya dentro del estadio, otro fanático se mostró sorprendido por la poca afluencia: No me lo puedo creer, este estadio está como si estuvieran jugando LeonesZulia, un domingo que es cuando se medio llena porque uno viene con la familia. Pero si lo estuviera viendo por televisión ni me imaginaría que es un CaracasMagallanes ya en un cuarto inning. Agregó: Me causa gracia ver a los cerveceros y vendedores de chucherías sentados en las sillas, y es absolutamente increíble ver las gradas vacías.
Los asistentes al estadio adjudican la decadencia al alto costo de la vida, que dentro del estadio se incrementa. El precio de las entradas para el área de Sillas oscila entre 232.000 y 58.000 bolívares, mientras que para ingresar a las Gradas hay que cancelar un boleto de 24.000 mil bolívares. Lo que refleja un aumento considerable en comparación a los costos de la temporada pasada (2018- 2019), en la que el valor de una silla se ubicaba alrededor de los 1.433 bolívares y las gradas en 45 soberanos.
Vendedores de chucherías, dueños de locales comerciales de venta de comida y expendio de licores comentaron al unísono que este año la venta de sus productos, lejos de generar ganancias, les estaba generando pérdidas. Uno de los comerciantes, que no quiso decir su nombre ni el de su local, señaló que esta temporada tuvo que cancelar cerca de 4 mil dólares para poder instalar un kiosco dentro del estadio y hay días en los que solo ha logrado vender una hamburguesa o un perro caliente: Este año ha sido pura pérdida, espero mejore para el final de la temporada pero no tengo ningún tipo de esperanza de que eso pase.
La corrupción hace de las suyas
A partir del quinto inning suelen cerrar las taquillas y se suspende la venta de boletería. Por lo que todo el que se mantenga en cola en ese momento, debe tomar la decisión de buscar otro lugar donde ver el juego o lanzarse a la aventura de adquirir el boleto ilegalmente a través de los conocidos revendedores, que nunca faltan y siempre están a dispuestos en las distintas esquinas de la plaza de los estadios.
Yo recuerdo que antes uno tenía que hacer colas larguísimas afuera del estadio, que le daban la vuelta a la plaza de la Ciudad Universitaria, para comprar una entrada para un CaracasMagallanes. En esas colas, por años, vi infinidad de peleas entre los compradores y los policías. Hoy veo a quienes antes daban peinillazos, revendiendo las entradas en la puerta del estadio. Esto es increíble, dijo un fanático del Caracas mientras ingresaba al estadio.
Alias Miguelito, un hombre de los que se encarga de pasar a las personas que no tienen boleto, se acerca sin ningún tipo de prejuicio a todo aquel que parezca no tener entrada y de manera muy sencilla alardea de su capacidad para permitirte el acceso al encuentro deportivo. Dame 10 dólares por cada una y les prometo que las siento en unos puestos cómodos, le dijo a un grupo de cuatro muchachas que no habían conseguido entrada en taquilla por lo avanzado que estaba el juego.
Diez minutos después se pudo observar cómo Miguelito logró pasar al grupo de muchachas por una de las puertas traseras, por donde suelen circular los trabajadores y dueños de locales dentro del complejo deportivo. ¿Qué pasó luego con las chicas? O ¿Cuál fue su ubicación dentro del estadio? Es desconocido para HispanoPost, pero lo cierto es que lograron ingresar y disfrutar del partido que finalmente fue suspendido por lluvia en el noveno inning con una pizarra de 5-5. La pregunta final es: ¿Podrán estas muchachas disfrutar del juego de reposición?
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