Periodistas venezolanos trabajan como si fueran a la guerra

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    Bombas lacrimógenas que se usan como proyectiles y se disparan directamente al cuerpo, balas de goma, canicas, golpes, robo de equipo y teléfonos móviles, son algunos de los obstáculos que deben sortear los periodistas venezolanos para informar a sus compatriotas sobre lo que ocurre en ese país.

    Desde el pasado 31 de marzo cuando comenzaron las protestas ciudadanas contra el presidente Nicolás Maduro, se han registrado 376 agresiones contra trabajadores de los medios de comunicación. La cifra es alarmante, principalmente cuando se analiza y evidencia que la mayor cantidad de ataques son perpetrados por los cuerpos de seguridad del Estado.

    Se han vuelto de uso diario el chaleco antibalas, el casco de protección y la máscara antigás. Algunos de los comunicadores incluso usan canilleras de fútbol, rodilleras y copa para los testículos. Se visten como si fueran a la guerra.

    El periodismo, mal pagado y peor valorado en casi todo el mundo, es particularmente una práctica de alto riesgo en ese país caribeño. En Venezuela, muchas veces se da la vida por informar.