El confinamiento en Venezuela, a diferencia de otros países, se hace en casas sin servicios básicos. La falta de agua, luz, gas, Internet y hasta Directv conlleva al agobio y la desesperación, que se suman a la incertidumbre de vivir en tiempos de pandemia. A pocos días de cumplir cuatro meses encerrados en estas condiciones, las consecuencias se viven en las mentes de cada uno de los individuos inmersos en esta realidad.
El temor que tenemos todos los psicólogos y los profesionales de la salud mental es que si esta cuarentena se alarga, por ejemplo, hasta finales de 2020 podrían aumentar las alteraciones de ansiedad y depresión que estamos acostumbrándonos a ver en esta cuarentena, expresa Marisabel Parada de Psicólogos sin Fronteras de Venezuela.
Esta organización que realiza una atención telefónica gratuita desde el viernes 13 de marzo, día en que fueron confirmados los dos primeros casos de COVID-19 en el país, ha atendido a personas en su mayoría de Caracas y algunas en distintas zonas del interior. Afirma que el principal diagnóstico es la ansiedad e incluso ataques de pánico y, el segundo, es la depresión y brotes psicóticos, detalla Parada.
Explica que la ansiedad de las personas está alimentada por el concepto de crisis, estado de trastorno provocado por el desequilibro y desorganización que trae secuelas cognoscitivas, emocionales y conductuales. El individuo se siente incapaz de manejar las situaciones que lo rodean y, ante ello, todos los métodos que antes utilizaba para poder enfrentar situaciones complejas ahora no le sirven. Mientras que la depresión es una enfermedad que afecta a más de 300 millones de personas en el mundo, según cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS), y la psicóloga afirma que, aunque es más común en las mujeres que en hombres, los más vulnerables son los jóvenes.
El psicólogo social Leoncio Barrios expresa que un encierro en santa paz requiere de la satisfacción de las necesidades primordiales como son alimentos, agua, luz, aseo y, en estos tiempos, el Internet porque ahora más que nunca hay una necesidad de comunicación entre las personas. Y también algo de recreación para aliviar la carga del no poder salir de casa, del encierro.
El confinamiento que ya lleva casi cuatro meses ha acarreado que una situación de crisis se mantenga y se presenten otras manifestaciones psicológicas como el miedo al presente y al futuro, por la pérdida de calidad de vida en Venezuela y no tener los servicios básicos en sus hogares e inclusive la imposibilidad de salir a parques o jardines. Eso hace que niños y adolescentes estén descompensados, resultado que también existe en los adultos de tercera edad, explica Parada.
Para Barrios el gran sector de la población que enfrenta carencias socioeconómicas y de servicios está en una situación psicológica límite. Agrega que si el confinamiento se hace más estricto y se alarga en el tiempo, se pudieran enfrentar serias crisis psicológicas y aumento de la tensión social. Advierte que la paciencia, tolerancia y responsabilidad que requiere el quedarse en casa es muy difícil de cumplir para quienes no tienen las necesidades básicas completas y como forma de liberar angustia podría darse mucha violencia doméstica y aumento de las adicciones al café, cigarrillo, alcohol, entre otras.
Si bien los venezolanos podrían mostrar síntomas como consecuencia de estar día a día con problemas de suministros en sus casas y por la pandemia, los más afectados en estas semanas también han sido los pacientes con problemas de salud mental que fueron diagnosticados antes de la llegada del nuevo coronavirus: Desde que empezó la COVID-19, los hospitales prácticamente no han atendido a personas con problemas de salud mental. Muchos de ellos tienen servicios de emergencias donde psiquiatras los atienden en ese momento, medican, hacen breves recomendaciones y los mandan a sus hogares con la solicitud de que el paciente y sus familiares vuelvan con frecuencia para confirmar cómo ha estado su salud mental, advierte Parada.
La psicóloga enfatiza que esto se sumaría a todas las crisis humanitarias complejas que se viven en el área de la salud que no son provenientes solo del virus que nos ataca, sino que es una consecuencia que arrastrábamos y con el nuevo coronavirus en el país se complejiza. Ahora menos que antes hay insumos y comida, y en el área de la salud mental es donde se ve, quizá, más trastornada que lo que se pueden ver otros pacientes con otras patologías médicas, agrega.
Los problemas económicos y el miedo a infectarse han hecho que las personas se encuentren muy vulneradas y de alguna manera sienten incertidumbre de cuándo terminará la cuarentena y cuándo podrán generar ingresos, afirma Parada, quien detalla que es necesario que dentro de los hogares puedan apoyarse para desarrollar fortalezas y así contener un posible aumento en las alteraciones de ansiedad y depresión que se registran en Venezuela.
Recomienda hacer actividades que permitan un estilo de vida sano, cuidar lo físico y lo psicológico, caminar en lugares cercanos al hogar, en especial si se tienen niños y no olvidarse de los adolescentes. Además, especifica que es importante tener una hora para dormir y una para iniciar actividades, un rato para trabajar, otro para descansar y desconectarse. Con ello se evitarán trastornos del sueño, también comunes en confinamiento.
Barrios reitera que no se deben no olvidar las medidas recomendadas por la OMS y, en la medida de lo posible, evitar las tensiones, bajarle dos a los gritos, la mandadera y evitar los conflictos. Tener más paciencia que nunca unos con otros. La colaboración, la solidaridad, el respecto entre los miembros de la familia y en la comunidad son recursos fundamentales ante estas dificultades, puntualiza.
En caso de requerir hablar con un experto en psicología puede comunicarse con:
Psicólogos sin Fronteras de Venezuela al (0424)292-5604.
Y de necesitar un servicio de psicología para niños contacte a Cecodap.
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