Redes sociales entre censura, subordinación y libertad de expresión

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    Hace 42 años nació el primer bebé de probeta. Todo el mundo siguió esta noticia porque se abría una posibilidad para que las parejas que no tenían hijos, pudieran tener. Sin embargo, aparecieron las implicaciones legales y éticas.

    ¿Quién es la verdadera madre, la que da su óvulo o la que presta su vientre?. Hoy con el mapa genético, se puede decidir sin lugar a dudas que la madre es quien da el óvulo. Pero hay otros casos más complicados en los que quien alquila su vientre, también da su óvulo.

    Algo similar sucede actualmente con el uso y el abuso de las redes sociales. ¿Son las redes sociales medios de comunicación o son empresas privadas donde los usuarios aceptan ciertos términos para contar con el servicio? ¿Sus dueños pueden convertirse en censores yendo en contra de la libertad de expresión? ¿Es acaso libertad de expresión publicar cualquier cosa?

    Cuando se habla de la libertad de expresión, se refiere a que un ciudadano puede expresarse sin temor a que el gobierno tome represalias en su contra. ¿Acaso aceptar los términos y condiciones, esa letrica chiquita que nadie lee nos convierte en subordinados de las redes sociales?