Rusia no estaría dispuesta ni tendría la capacidad de participar en un conflicto armado para defender a Venezuela, aunque su más reciente delegación de militares podría implicar el establecimiento de centros de entrenamiento para mercenarios que colaboren en el control social con el objetivo de garantizar la estabilidad de Nicolás Maduro.
Ocurrió en Sudán, Libia y Siria, países con los cuales Moscú mantenía cooperación técnico-militar, advierte Rocío San Miguel, directora de la organización civil Control Ciudadano, quien además resalta que esto podría suponer importantes riesgos para la seguridad nacional.
Existe la posibilidad de que se maneje el entrenamiento de mercenarios. Venezuela no es parte del tratado internacional que prohíbe el financiamiento, reclutamiento y establecimiento de mercenarios, por lo cual podría comprenderlo dentro de sus hipótesis de conflicto. Esto sin duda alguna sería muy peligroso para el país porque estos mercenarios no se usarían para un escenario de conflicto internacional, sino que acabarían reforzando el comportamiento de los órganos de seguridad del estado contra la población civil, afirma.
San Miguel subraya que hasta el momento los datos y objetivos sobre la misión militar rusa son especulativos, pero señala que entre los convenios suscritos desde el año 2005 y hasta el 2012, se firmaron negocios bajo la calificación de acuerdos secretos.
Los rusos vuelven a aparecer en un juego geoestratégico que conviene a Caracas y Moscú, del cual Rusia espera obtener elementos para negociaciones con Estados Unidos en aspectos sensibles que pueden ser más cercanos para sus intereses. Maduro por su parte espera un reposicionamiento internacional que no tendría de ninguna otra forma, apunta.
El apoyo a Maduro será limitado
Hernán Castillo, profesor del postgrado en Ciencia Política de la Universidad Simón Bolívar, considera que Vladimir Putin realiza un enorme esfuerzo para reconstruir el poderío e influencia de Rusia en el mundo. Señala que la presencia de militares rusos escala y acentúa el conflicto venezolano.
Por una parte, la usurpación por sí sola no tiene capacidad para sostenerse y estabilizarse; por otra, la oposición ha recurrido a factores internacionales muy importantes. Creo que la estabilidad política y el futuro dependen del manejo de esos actores internacionales, indica.
Castillo explica que la presencia militar rusa en Venezuela se ha circunscrito al campo económico y financiero con la venta de aviones, helicópteros, tanques, baterías antiaéreas y la supuesta instalación de la fábrica de fusiles y municiones kaláshnikov. No obstante, asegura que en un escenario de confrontación, Moscú dejaría solo a su aliado comercial.
Rusia va a seguir apoyando a la usurpación hasta el último momento tal como hizo con Sadam Hussein y Muamar El Gadafi. Sin embargo, recordemos que en aquellas oportunidades no siguieron avanzando, no enfrentaron a la coalición militar internacional que lideraba Estados Unidos. No tienen esa capacidad y los chinos tampoco están interesados en ese tema en América Latina, lo de los chinos es negocio, sentencia.
El docente, experto en temas de seguridad y defensa, expone que Moscú no tiene la intención de involucrarse en una guerra porque no quiere asumir los costos económicos y políticos. Rusia tiene fuerza militar, pero la guerra en términos modernos es básicamente un esfuerzo industrial, productivo y económico por un lado; y por otro lado, tecnológico, que Rusia no cuenta con esos elementos, que Estados Unidos y sus aliados sí tienen, apunta.
Descartan instalación de base militar
San Miguel y Castillo consideran poco probable que Putin tenga intención de establecer una base militar en Venezuela. Es un dilema para todos los desafíos geopolíticos que tiene Rusia en Asia y Europa. Desde entrado el año 2000, a los rusos solo les interesaba la venta de sus sistemas de armas en América Latina. Hicieron toda una ruta para vender armas en Perú, Colombia, Centroamérica y Sudamérica, y les fue moderadamente bien. Es posible que el interés de Rusia se centre en tener instalado aquí un mecanismo de venta de sistemas de armas para América Latina, explica San Miguel.
Castillo indica que Rusia se encuentra suficientemente comprometida en Siria. A su juicio, esto sería un factor de perturbación importante para la política interna de Putin. Una base militar no, ya Cuba les fue suficientemente costosa. Más bien es un tema geopolítico. A varias empresas rusas le han aplicado un conjunto de sanciones, tampoco se van a exponer demasiado, aún tienen el peso importante del veto en las Naciones Unidas, afirma.
Misiles y cooperación geopolítica
Andrei Serbin Pont, analista internacional especialista en política externa, defensa y seguridad, expresó a través de su cuenta en la red social Twitter que la visita de los militares rusos tendría como objetivo brindar apoyo técnico para recuperar el apresto operacional de los dispositivos antiaéreos S-300 ubicados en la población de El Sombrero, estado Guárico.
El S-300 es el sistema de defensa de largo alcance más avanzado de América Latina y el Caribe. Su alcance permite proteger a Caracas y las tres bases aéreas más importantes de la Aviación Militar Bolivariana. Han sido vendidos por Rusia a otros países, lo que ha generado grandes controversias internacionales dada la capacidad del sistema.
Venezuela opera la versión S-300VM Antey 2500, diseñada para las fuerzas terrestres rusas y por el momento solo se ha comprobado la presencia de misiles 9M82M/ME aunque el sistema también puede emplear misiles 9M83M/ME. Venezuela no solo ha tenido dificultades para operar los S-300 lo cual justifica la presencia técnica rusa, sino que también la presencia rusa escuda al Grupo Misilítico de Defensa Antiaérea número 293, donde están asignados los S-300, dado que Estados Unidos evitaría causar bajas rusas en un conflicto, apuntó.
Para Serbin Pont, el despliegue ruso significa en primer lugar que Moscú percibe la posibilidad de que ocurra una intervención militar en Venezuela. En segundo término, que el Kremlin y Miraflores tenían la intención de que la información se hiciera pública para que llegara a Washington el mensaje de que Maduro continúa siendo considerado un aliado de Putin.
En términos geopolíticos esto último es clave: No solo Rusia está dispuesta a asegurar apoyo a su socio en Venezuela, sino que está dispuesta a fortalecer su presencia militar en el hemisferio, lo que sin dudas ha sido una de las grandes preocupaciones de Estados Unidos. Este despliegue, la recuperación operativa de los S-300, la presencia rusa en instalaciones militar venezolanas, y las negociaciones por La Orchila, significan que Rusia está subiendo la apuesta cuando se especulaba la posibilidad de que cedieran terreno en la región, sentenció.
Misión militar
Sputnik, la agencia estatal rusa de información, confirmó que el sábado 23 de marzo habían llegado al aeropuerto internacional Simón Bolívar de Maiquetía las aeronaves Ilyushin Il-62M, con matrícula RA-86496; y el Antonov An-124 de matrícula RA-82035, con 35 toneladas de materiales pertenecientes al contingente de 99 militares que recién había desembarcado.
Un funcionario de la embajada de Rusia en Venezuela, habría dicho a Sputnik que la misión tendría el objetivo de honrar contratos de cooperación técnico-militar anteriormente suscritos, lo que coincidiría con la tesis del analista internacional, Andrei Serbin Pont. Aunque la fuente no especificó cuantos militares llegaron ni qué equipos trajeron, indicó que arribaron para «hacer intercambio de consultas». En diciembre de 2018, ambos países sostuvieron ejercicios militares conjuntos.
Moscú ha sido el principal proveedor de armas de la revolución bolivariana, que inició una carrera armamentista cuando Hugo Chávez arribó al poder en 1999. La Fuerza Armada Nacional cuenta con aviones tipo caza, helicópteros artillados, tanques, vehículos blindados, misiles, bombas, cañones y fusiles tipo AK. Además, poseen sistemas antibalísticos y defensas antiaéreas provenientes del país euroasiático.