Seguidores de Maduro esperan que la AN mejore su calidad de vida

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    Este martes 5 de enero, como es costumbre y como lo indica la Constitución Nacional, se llevó a cabo la instalación de la nueva junta directiva de la Asamblea Nacional para el período legislativo 2021-2026. Tras las elecciones del pasado 6 de enero, el hemiciclo ahora estará representado por una mayoría oficialista, con la presencia de 256 diputados de tendencia pro Nicolás Maduro. Sin embargo, el  llamado a acompañar a los parlamentarios fue atendido por unos pocos.

    La jornada se desarrolló con total calma a las afueras del Palacio Federal Legislativo, pese a que desde tempranas horas de la mañana funcionarios de los distintos cuerpos policiales del país, además de Casa Militar, aunque se supone que estos solo acuden cuando se tiene prevista la presencia del jefe de Estado, mantenían cerrados la mayoría de los accesos al Capitolio.

    Luis Aguilera, quien se identificó como miembro del Comité Ejecutivo Sindical Nacional, calificó su presencia en la esquina de San Francisco, por donde suelen ingresar los parlamentarios al Palacio Legislativo, como un espaldarazo a los resultados electorales del año pasado. “Ahora tenemos que darle respaldo a la voluntad colectiva del pueblo de Venezuela, lo que eligió el pueblo, a la mayoría, más del 66% de las elecciones de los diputados”.  

    Aunque Luis aseguraba que a las afueras se encontraba la “mayoría chavista venezolana” que había votado por los nuevos diputados, en el lugar la aglomeración de simpatizantes no superaba a la centena de ciudadanos.

    Para Mariledy Jiménez el nuevo Parlamento podría significar una “nueva oportunidad” para los venezolanos. “Hace cinco años era pura desgracia lo que vivíamos. Pura masacre lo que vivíamos. Me siento feliz porque tengo a mis tres hijos y gracias a esta nueva Asamblea sí vamos a tener nosotros el poder popular”, dijo esperanzada la joven que vestía con una franela alegórica a los recientes comicios y rodeada por uno pequeño grupo de simpatizantes que entre susurros la ayudaron a culminar la frase.

    Esperando se quedaron 

    No obstante, no todo fue dicha y felicidad este 5 de enero, del otro lado de la ciudad Lilían Ortíz llegaba a la Plaza Francia de Altamira, ataviada con el tricolor nacional a “acompañar” a Juan Guaidó. Ella no se enteró que los diputados opositores habían decidido el día anterior sesionar vía Zoom y que, por lo tanto, habían suspendido tomar las calles de la ciudad como se había comentado en los días de la consulta popular.

    El encontrarse sola en la Plaza Altamira, bajo el hostigamiento de funcionarios de la Policía de Chacao que, cumpliendo con una supuesta restricción emanada por el Ministerio de Relaciones de Interior y Justicia que no permitía que los transeúntes permanecieran más de 10 minutos en el sitio y a su vez impedían el trabajo a los medios de comunicación, no le restó poder a Lilían en su voluntad de hacerse escuchar.

    “Como venezolana estoy bastante preocupada y disgustada. Brevemente quisiera explicar algo: yo voté el 12 de diciembre por una consulta popular donde se exigió al señor Maduro que se retire en paz, que somos mayoría. Demostramos nacional e internacionalmente que, con ese firmazo del 12 de diciembre, somos mayoría los venezolanos que votamos por la consulta popular”, dijo Lilían.

    Añadió que la instalación de la Asamblea Nacional de Maduro era “un hecho bochornoso y lamentable, porque están pasando por encima de nosotros los ciudadanos”. “En esa consulta popular había tres preguntas, entre ellas: ‘Usted rechaza el acto del 6 de diciembre’, Sí. ‘Usted exige de inmediato la salida de Maduro y que se convoque elecciones presidenciales y parlamentarias libres y transparentes en 2021’, Sí. ‘Usted está de acuerdo que la comunidad internacional rechace y desconozca totalmente ese acto nulo, que se está montando hoy en el Parlamento’, Sí. Tres preguntas, yo defiendo mi firma”.

    Esperanzas renovadas

    Mientras los opositores veían a través de las redes sociales o de un monitor vía streaming la caída del único bastión legítimo que, a pesar de las trabas, mantenían bajo su poder; a las afueras del Parlamento los seguidores de Nicolás Maduro expresaban sus esperanzas de que esta nueva Asamblea trajera consigo una “mejor calidad de vida”.

    Así lo expresó Ana Colmenares, sargento segundo de las milicias, quien confía plenamente en el poder del nuevo Parlamento: “Estamos aquí para apoyar la ley que nos va a proteger contra el bloqueo. Para proteger al venezolano. Para proteger a nuestros niños, la educación de Venezuela y para blindar una causa que es irrevocable: la revolución bolivariana, en la que creemos y sembramos nuestras esperanzas con nuestro comandante y presidente eterno, Hugo Rafael Chávez Frías”.

    Aguilera, en medio de su confusión de responsabilidades gubernamentales, pidió a los diputados mejorar los servicios públicos. “Hoy le estamos pidiendo al Congreso que en sus primeras discusiones empiecen a legislar, que se reactive la construcción para darle respuesta oportuna y eficaz a la demanda de ese pueblo trabajador, para darle respuesta también a los servicios públicos que están deteriorados porque nunca la oposición reinvirtió capital para hacer el mantenimiento a esos servicios”.

    Lo que Luis seguramente no supo es que probablemente engavetadas quedarán las denuncias que hicieran durante los cinco años anteriores los diputados que conformaron la Comisión de Servicios Públicos y se dedicaron a informar a los ciudadanos sobre el mal estado de los mismos; al tiempo de exigir a Maduro y ministros de turno que iniciaran labores de mantenimiento, reconstrucción y reparación, además de hacer nuevas inversiones y generar confianza a la administración privada e internacional.

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