La aspiración de Jonathan, ingeniero informático, es poder hacer todo el dinero posible sin tener que violar la ley. Desde luego que me gustaría ser un tipo boyante. Viajar al extranjero, tener mi propio negocio y ganar mucho dinero. Es un anhelo lógico para cualquier persona instruida y con mentalidad triunfadora, asegura, mientras bebe una limonada frappé en una cafetería privada al oeste de La Habana.
Comienza a llover con rachas de vientos y Jonathan corre a guarecerse en un portal en la parte vieja de la ciudad. En los negocios líderes de nuevas tecnologías en el mundo se ganan salarios anuales de cinco ceros o más. Pero en Cuba, sobre todo ahora que el parlamento aprobó una ley que impide concentrar capitales y negocios, eso es imposible, afirma.
Jonathan, forma parte de un grupo de informáticos y programadores cubanos que laboran para empresas extranjeras a pesar de la pobre calidad y altos precios de la conectividad a internet en la Isla.
Se puede ganar hasta dos mil dólares al mes, que en Cuba pudiera parecer que es mucho dinero, pero con los precios excesivos de los equipos informáticos en el mercado clandestino y en las tiendas estatales no es gran cosa. Esa plata es el salario mínimo en Estados Unidos. Hay especialistas informáticos que tienen potencialidades para ganar diez o quince veces esa suma si el gobierno no pusiera tantas trabas. Pero nuestro negocio está en un limbo. No es ilegal, pero tampoco se reconoce por la ley, indica Jonathan.
En la prensa estatal hablar de dinero parece una ofensa. El pelotero Alfredo Despaigne fue contratado por 16 millones de dólares en un equipo de la liga profesional japonesa. Pero los medios oficiales jamás hacen mención de ese detalle, aunque legalmente está permitido.
Las incongruencias del gobierno son tremendas. No quieren que personas privadas o negocios ganen mucho dinero, eso solo está permitido para las empresas estatales, pero si embargo negocian con la MLB para que jugadores cubanos pueden acceder a esa linga sin tener que marcharse de Cuba. Cuando eso suceda, ¿que pasará con los salarios millonarios que se firmen? ¿Prohibirán que peloteros como José Abreu o Aroldis Chapman, que ganan millones al año, puedan comprar propiedades en la isla o guardar su dinero en un banco local?, se pregunta el padre de uno de los mejores talentos del béisbol juvenil en La Habana.
Fidel Castro socializó la pobreza. En su afán por construir una sociedad lo más igualitaria posible, se diseñaron estrategias de consumo controladas por cartillas de racionamiento.
Cada cubano recibía determinada cantidad de huevos, pescado o carne de res. Para una boda el Estado otorgaba cinco cajas de cerveza y las tiendas vendían ropa de pésima factura. Todo era fiscalizado por una libreta.
Pero el Muro de Berlín se vino abajo y el comunismo soviético dijo adiós. Entonces el régimen no pudo parametrar con igual intensidad la vida nacional.
El dólar estadounidense, que llegaba vía remesas familiares por los otrora ‘gusanos’, mote descalificatorio utilizado por Castro para designar a las personas que decidían marcharse de Cuba, comenzó a regir en la Isla.
Alimentarse o vestirse bien dependía si tenías dólares o no. El salario era una broma de mal gusto y comenzaron a dispararse las desigualdades. Como en cualquier sociedad moderna.
Que hoy una familia cubana pueda tener dos televisores de pantalla plana y aire acondicionado en su habitación no quiere decir que sean ricos. Las penurias cotidianas, que por casi 60 años han atenazado al pueblo de Cuba, ha desvirtuado el concepto de riqueza.
Un tipo que a diario media docena de cervezas Heineken es considerado ‘maceta’ (rico). A mi unidad policial llegan un montón de denuncias de personas anónimas que llaman para delatar a un vecino que hizo una fiesta con dos piernas de cerdo, tres cajas de cervezas y una botella de whisky escocés. Cualquiera que remodele su casa con materiales de construcción de calidad tiene los ojos de las autoridades arriba, confiesa un oficial del DTI.
Carlos, sociólogo, expresa que debido a los salarios de miseria, a los órganos policiale le es fácil definir cuando una persona eleva su nivel de vida, porque el sueldo promedio solo alcanza para comer malamente. La pregunta que todos se hacen, es cómo definir el concepto de riqueza en Cuba. Debido a experiencias anteriores, se puede llegar a los extremos.
En varios operativos ocurridos en la décadas de 1980 y 1990, artesanos, campesinos, administradores de restaurantes estatales y personas que lucraban en el mercado negro fueron sancionados a varios años de cárcel por enriquecimiento ilícito.
Debieran especificar cifras. Por ejemplo, que no permitirán poseer más de un millón de dólares. Para que la gente que tenga negocios conozca la frontera de lo permitido. De lo contrariom todo queda a la percepción de las autoridades o delaciones de vecinos, pues en Cuba la gente que prospera despierta envidia en muchas personas. En cualquier caso, esa medida frena el progreso de los negocios privados. Y provoca que sus dueños, es lo que está pasando, no declaren el dinero que realmente ganan, tenga una doble contabilidad o prefieran guardar el dinero debajo el colchón y no en un banco, opina un abogado.
El decreto aprobado por la autocracia militar en la última sesión de la asamblea parlamentaria de prohibir la concentración de capitales está muy lejos del sentir popular.
Si hubieran mecanismos financieros y opciones de negocios, ocho de cada diez habaneros encuestados para HispanoPost quisieran ganar suficiente dinero, vivir desahogadamente y viajar con frecuencia al extranjero.
Como cualquier persona en el mundo. Pero el sistema de corta y clava implantado en Cuba va en contra de la naturaleza humana.