Las protestas ante el colapso acelerado de los servicios públicos no se han detenido. Sin importar la hora, en algún lugar de Venezuela está faltando el agua o la luz, inclusive podrían ser ambos. Sin embargo, expertos en ambas áreas aseguran que sí es posible resolver la fallas y recuperar los sistemas eléctrico e hídrico del país.
«Hay zonas que llevan hasta tres, cuatro y cinco días sin el servicio eléctrico. Estamos bajo una pandemia, cómo puede la gente cumplir con los protocolos de seguridad cuando no tienen luz y la luz ayuda a que el servicio de agua llegue a sus tuberías «, expresó Aixa López, presidente del Comité de Afectados por los Apagones.
Son muchos los estados golpeados por las fallas eléctricas, entre los primeros que encabezan la lista están Zulia, Táchira, Mérida, Lara, Barinas, Nueva Esparta y Falcón. Por ejemplo, Táchira en lo que va de mes ha estado cerca de igualar a Zulia, al tener nada más entre tres y seis hora de electricidad al día, según el comité.
«En el estado Lara se han incrementado los apagones. Después del 10 de mayo han tenido luz por tres o cuatro horas, también el estado Mérida. Táchira y el Zulia siguen con considerables números de fallas, entonces no puedes seguir diciendo que es sabotaje», refutó López.
Aunque existe un aislamiento social en el país, los ciudadanos intentan hacer valer sus derechos protestando, pero en varios lugares esto no ha sido bien recibido por las autoridades. «La respuesta del gobierno es reprimir, detener, encarcelar a la gente por reclamar un justo derecho. Me parece que es desproporcional las acciones que están tomando, lo que deben darle a la gente es solución», manifestó López.
El Observatorio Venezolano de Conflictividad Social, en su informe más reciente, señaló que 464 protestas registradas fueron por servicios públicos, distribuidos entre electricidad, agua y gas doméstico. En su balance de redes sociales para el 20 de mayo, resaltó que en Lara protestaron por agua y electricidad en zonas como Barquisimeto, Las Mercedes, Valle Hondo, El Recreo, La Mata de Cabudare, El Tocuyo y Carora. Mientras que en Miranda manifestaron en las zonas de Santa Teresa y El Cafetal.
A pesar de la situación, el ingeniero José Aguilar expresó para HispanoPost que sí «es posible reparar el sistema eléctrico venezolano». Sin embargo, considera que para poder hacerlo es necesario un «cambio de gobierno positivo, designación de un equipo planificador y ejecutor de la recuperación del sistema en el menor tiempo».
Además, agregó que se deben «establecer nuevas tarifas que estén minimizadas por las fortalezas del sistema para satisfacer las necesidades de continuidad y calidad del servicio».
En cuanto al tiempo que podría tomar rescatar todo el sistema eléctrico de Venezuela, Aguilar puntualizó que «se puede recuperar la infraestructura en tres años si se actúa pronto. Calcula que se requerirían menos de 15 millardos de dólares.
En marzo del año pasado se produjo un apagón nacional y Aguilar considera que este es un factor «con crecientes posibilidades de ocurrencia, que no se puede descartar. Sin embargo, no se puede vaticinar, lo que sí es más factible es que antes de que pase se tengan más apagones de amplio espectro geográfico como el acontecido el pasado 5 de mayo. Cada apagón de amplio espectro, con el ya excesivo acumulado de daños y deterioro por sobreexigencia y falta de oportuno mantenimiento, agrava las condiciones de funcionamiento del sistema eléctrico».
Actualmente, las constantes fallas eléctricas han mantenido regiones a oscuras por horas, al igual que en la Gran Caracas, y esto se debe a que el sistema eléctrico viene «arrastrando un cúmulo de mantenimientos vencidos y de abuso del equipamiento en su infraestructura», dijo Aguilar.
«Estos problemas se están acelerando y la perdida de la generación capitalina ante los apagones de amplio espectro someten al sistema regional de subestaciones y redes de la capital a grandes fluctuaciones, haciendo que su sistema de distribución continúe su espiral de deterioro», agregó.
El especialista en temas eléctricos destacó que «Venezuela y su sistema eléctrico están tocando fondo», por lo que reiteró que «urge el cambio de gobierno positivo, sin dilación, para que el sistema, en un corto y mediano plazo, pueda solventar sus problemas más urgentes, dando una mejoría a los usuarios para ser capaz de soportar el retorno de la diáspora y la pujanza de la actividad económica al país».
López recomendó a la ciudadanía que: » A pesar de la pandemia y de la crisis que tengamos no perdamos las esperanzas. Hay que protestar cívicamente, manifestar los derechos que tenemos en la Ley Orgánica del Servicio Eléctrico y en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela a tener una prestación de servicio óptima».
Entretanto, la ausencia del agua potable en los hogares venezolanos ha sido otro foco de protestas en el país, el cual se ha expresado incluso con cacerolazos hasta de una hora en distintas comunidades.
El origen del problema hídrico venezolano parte desde que las empresas tomaron como prioridad «hacer proselitismo político antes que hacer que las cosas estuvieran bien mantenidas, por eso el deterioro es largo», aseguró José María De Viana, expresidente de Hidrocapital.
La descontentos en las comunidades difícilmente se apagaran debido a que «el agua está muy ligada a la calidad de vida de los venezolanos, porque una parte de nuestro gentilicio está asociado con la higiene personal, es un orgullo para nosotros. Pero cuando le interrumpes el servicio de agua y no se lo das siempre, eso es un dolor de cabeza, es una pesadilla. La gente no se baña cuando quiere sino cuando puede, acumula ropa social, recicla la poca agua que tiene», indicó De Viana.
El Observatorio de Servicios Públicos (OVPS), por medio de un estudio sobre percepción ciudadana realizado en 10 estados del territorio nacional en diciembre de 2019, demostró que solo 16,7% de los hogares venezolanos recibía el servicio de agua continuamente, 38,4% hasta cuatro veces por semana, mientras que 7,5% una vez al mes y 13,3% no lo recibía.
«Actualmente la mayoría de esos sistemas (hídricos) tienen condiciones lamentables de mantenimiento», aunado a «equipos fuera de funcionamiento, no hay maquinaria adecuada, tenemos pocos ingenieros que conozcan del problema», dijo el experto.
La situación con el agua ha hecho que los ciudadanos permanezcan largas horas en colas para abastecerse en zonas aledañas a sus viviendas, aunque hay quienes han tenido que contratar cisternas y pagar hasta 100 dólares por el servicio.
«En el año 99 el problema del agua era el problema 10 de la ciudad y cuando la gente decía cuáles eran sus problemas, el agua había dejado de ser un problema importante porque era el 10. Ese año, cuando se le entregó el acueducto a la señora Jacqueline Faría como presidente de Hidrocapital, a la ciudad llegaban 20 mil litros por segundo, hoy en día llegan 11 mil», relató De Viana.
La solución para el sistema hídrico venezolano no está lejos. «Con los sistemas que tenemos construidos, si los reparamos y los mantenemos nosotros, podemos darle una vuelta completa a esto. Hay una investigación que hemos realizado para saber qué está dañado y lo que está más dañado son precisamente las bombas y los motores que mandan el agua desde los embalses hasta la ciudad. Eso en los sistemas Tuy I y Tuy lI es muy grave, porque están más de la mitad de los equipos dañados. Hay que renovar los equipos y reparar los sistemas de protección eléctrica de las estaciones. Una vez que tienes esas estaciones a plena capacidad podemos duplicar la cantidad de agua que está llegando a la cuidad. Los embalses hoy en día tienen agua», puntualizó De Viana.
Insistió en que «las máquinas no se reparan solas y mientras las sigas usando se dañan cada día, si no se hacen las reparaciones mañana van a estar peor y cada día vamos a tener menos agua».
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