Solo un día había pasado de la Navidad de 2017 cuando Sócrates Serrano recibió el diagnóstico que le cambió la vida. Adenocarcinoma de colón. Todo lo que había vivido hasta ese momento pasó delante de él como en un tren. Y en esos mismos vagones vivió el año de tratamientos, operación hasta recuperarse.
No puede decir que está curado, porque los pacientes oncológicos solo lo pueden decir después de cinco años. Y, ese, no es su caso. En todo caso, su más reciente apuesta transcurre, precisamente, en un tren.
Una de las cosas fundamentales de su proceso fue aferrarse, casi sin quererlo, a José Gregorio Hernández siendo él un ser no creyente, crítico de las religiones (padre agnóstico y de izquierda, mamá creyente) y, además, psicólogo clínico.
Todo eso trató de resumirlo en casi una hora que dura el montaje de «Gregory, canal de fe», obra que tendrá cuatro funciones (este sábado 18 y domingo 19 y sábado 25 y domingo 26) en el BOD.
Serrano dijo que esta pieza «es parte de mi sanación. Antes no podía hablar de lo que me había pasado delante de la gente. Pasé de ser alguien que no creía en nada, en el más creyente de José Gregorio Hernández. Desde que comenzamos con Miguel Issa (el director) a darle forma a este proyecto siempre he sentido que él me acompaña», comentó.
El libreto fue escrito por el propio actor, tomando para eso su propia experiencia, así como cartas de Hernández, además de libros y recopilaciones que se han hecho en torno a su figura. Este testimonial sirve como plataforma para colaborar con Senos Ayuda, una fundación que auxilia a mujeres con cáncer de mama.
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