WhatsApp: aliado de los emprendedores durante el confinamiento

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    Oswaldo es un hombre que desde hace mucho tiempo disfruta del home office, tan novedoso para algunos en estos días. Durante la cuarentena los estudios de mercados a los que se dedicaba entraron en pausa, así que pasa gran parte del día metido en una de las redes sociales más cotizadas del momento: WhatsApp.

    La cantidad de mensajes de ofertas, promociones y productos en venta o alquiler que recibe Oswaldo a diario supera la decena. Él asegura que solo está en dos chats grupales de la urbanización, donde le hacen llegar estos anuncios, pero lo cierto es que el bombardeo de mercadeo es muchísimo mayor al de su oficio diario.

    De acuerdo con diversas declaraciones de economistas e informes de los distintos observatorios nacionales que estudian la situación socio-económica del país, el confinamiento por el COVID-19 agudizó las necesidades de los venezolanos, potenciando la economía informal como medio para “resolver” el pan del día.

    Sandra, una mujer que también participa en estos chats vecinales, cuenta que ingresó en el grupo en la época de la escasez, pero nunca había comprado tanto como ahora a través de la aplicación. “Antes, lo que hacía era comparar precios porque, aunque estábamos en escasez, había productos que se conseguían en otros grupos más baratos o caros. En esta cuarentena he comprado de todo por ahí, desde cervezas, ropa, zapatos, delivery de chucherías o comida. Todo”.

    A una reunión familia llegó Juana con tres bandejas de tequeños para freír. Fueron la sensación de la noche. La mujer explicó que se trataba de un descubrimiento de WhatsApp. “No sabía que traer porque no he podido hacer mercado. Vi que una amiga montó un estado que estaba vendiendo tequeños porque se quedó sin empleo, y, fue una decisión de ganar-ganar. Yo la ayudé a ella con la compra y ella me salvó de no llegar con las manos vacías”.

    En una entrevista ofrecida en el mes de abril a HispanoPost, Marco Antonio Ponce, coordinador general del Observatorio Venezolano de Conflictividad Social (OVCS), explicaba que: “A pesar de la cuarentena y las medidas de confinamiento, la gente sigue saliendo a las calles no solo a protestar, sino a tratar de ver cómo puede conseguir algo de alimento”.

    Muchas de estas ventas por chats de WhatsApp cuentan con despacho en el sitio, pero es aún mayor la cantidad de pequeños emprendedores que ofrecen el servicio de delivery para poder engordar un poco más la ganancia de la venta. Incluso en la época de escasez de combustible.

    Redes + mercadeo

    Vladimir Ramos, un habitante de Los Teques, encontró en WhatsApp un aliado para expandir su negocio y poder mantenerse mientras dura la cuarentena. A diario elabora una variedad de postres criollos, los cuales fotografía y envía a los chats vecinales para alentar a sus clientes a disfrutar de una “tarde dulce”.

    “Me motivó haberme quedado sin empleo. Ya en otra oportunidad había trabajado haciendo tortas, dulces y esas cosas, y las vendía alternando con mi antiguo trabajo. Lo tomé como una salida a la situación que estaba viviendo en ese momento. Al finalizar de hacer las tortas o los dulces que vaya a hacer, coloco la propaganda en le WhatsApp y mis amigos por ahí empiezan a hacer la solicitud”, dijo Vladimir.

    Reiteró que la situación por la que atraviesa el país no les permite a los venezolanos depender de un solo sueldo mensual: “Es mentira si te digo que con un solo sueldo uno puede vivir. Comprar, por ejemplo, en una quincena todo lo que necesitas para tus quince días eso es mentira, pero por lo menos uno alternándolo con la venta de algo”.

    Aunque Ramos confía su negocio a WhatsApp, hay quienes prefieren expandirlo y migrar a otras redes. Tal es el caso de Diana que, de las recomendaciones de sus familiares y amigas en las historias de Instagram con sus postres caseros, decidió tomárselo en serio y abrirse una cuenta “corporativa” en la red con fotos y videos para exhibir la variedad de tortas, galletas y marquesas que sabe hacer y que ahora vende para ganar un poco de dinero extra.

    “Al principio me pareció chistoso, porque un día mi prima subió a sus historias una marquesa que le regalé y puso que me siguieran, pero yo no tenía planteado esto como un negocio aún y como ella trabaja en política ese día recibí como 10 pedidos. Una locura inesperada”, contó Diana.

    “Cuando la historia se repitió la semana siguiente con un video de un tres leches que también subió mi prima a sus redes, empecé a creerme la historia. Ese día abrí una cuenta en Instagram y empecé a subir fotos bien artesanales de mis postres y no soy repostera, pero gano más que con mi sueldo y eso que el confinamiento a veces me dificulta el traslado del delivery”, añadió.

    También María, una muchacha dedicada al mundo de la política, en cuarentena decidió dedicarle un poco de tiempo a lo que era su hobby y placer: preparar y comer empanadas. Hoy tiene una marca familiar, en franco emprendimiento, que le genera ganancias y reconocimiento entre conocidos y ajenos que se han aventurado a probar los productos con sabor oriental que vende a través de sus redes sociales.